domingo, 10 de mayo de 2009

Capítulo Nº Cuarenta y Dos.

Encuentro Fortuito.

Cuando le presente a mi novio a mi madre, esta no se sorprendió al escuchar su nombre y tampoco hizo preguntas al respecto. Cassie al igual que toda mi familia incluyendo a mis amigos y a Jeremy habían olvidado de sus vidas y sacado de su boca la palabra vacaciones pasadas.

Dilan me insistió hasta el cansancio hablar con mis padres de lo nuestro. Aunque estos ya lo sabían todo. Yo continuaba yendo a la escuela, pero en su vehiculo. Solo caminaba una cuadra hasta el paradero del bus donde me esperaba Dilan con su Jeep.

Jeremy no mostraba ningún interés en nuestra relación y se mantenía al margen de todo. Me iba a visitar de vez en cuando y nos veíamos en clases casi todos los días. Había conseguido novia, una muchacha muy linda a mi gusto. Era algo rebelde, pero veía a Jeremy feliz, y eso era lo que me importaba.

Esa noche Dilan me recogió de la escuela y nos dirigimos a almorzar en unos de los restaurantes cerca de su casa. Aquella casa en la cual guardaba todos mis penosos recuerdos del pasado. Pero Dilan la había decorado ahora de una forma más elegante y alegre. No fue algo que yo pidiera. Pero el siempre tomaba medidas para mi bien estar. Y esto fue algo necesario de todas formas.

También pude enterarme al igual que el de todas las incógnitas de nuestros poderes que con el tiempo se fueron desvaneciendo debido a la falta de uso. Dilan intentaba ser una persona normal, y su tiempo lo utilizaba en trabajar y estudiar en la universidad a lo que no recurría a su poder. El mayor tiempo lo pasaba conmigo entonces no podía utilizarlo, puesto que con el tiempo desapareció. En cambio a mi, aun poseo el poder de inmovilizar o mover los objetos y personas. Pero me he capacitado para controlar mis pensamientos. Aquel poder ha permanecido en mí desde lo sucedido en el bosque. Luego de aquello no lo utilicé nunca más. Ahora mi segundo poder… desvaneció en cuanto desapareció el de Dilan. Según mi novio nuestros poderes tenían algún tipo de conexión. En fin, no era algo que me importara realmente. Me sentía a gusto como era, y más si estaba con Dilan a mi lado.

Luego de almorzar en el restaurante, Dilan como de costumbre fue a dejarme a casa. Pero estaba vez entro para conocer a mis padres.

Mi padre que estaba en el sillón leyendo uno de sus libros de informática lo recibió muy cariñosamente, pues el aceptaba mi relación. Mi madre había intervenido en su cambio. Pues encontraba seguro a Dilan, y su forma de tratarme dejándome a casa en coche. A penas Dilan entro en la casa mi padre se levanto y tendió su mano, Dilan la estrecho respetuosamente.

- Que bueno que al fin podamos conocer al novio de nuestra hija,- dijo mi padre aun estrechando la mano de Dilan.

Mi novio asintió con la cabeza.

- Es un gusto para mí.

Mi padre lo invito a tomar asiento en uno de los sofás y mi madre se acerco para proporcionarle una de sus nuevas recetas de galletas.

- Espero te guste,- tendió su mano cariñosamente y le esbozo una amplia sonrisa.

Yo me encarame al lado de Dilan. Me encontraba sonriente, una sonrisa que nunca había tenido. Me sentía completa. Amaba a mi familia y más que nada amaba a Dilan.

- Y dime Dilan, que intensiones tienes... Eh... Con,- mi padre comenzó a sentirse nervioso con la pregunta al igual que yo que de inmediato mi rostro empezó a ponerse colorado. Dilan sin resaltarse tomo una de las galletas de mi madre y respondió antes de que mi padre siguiera complicándose.

- Créame señor que tengo las mejores intenciones. Amo demasiado a su hija, y prometo siempre cuidarla. Conmigo no le hará falta nada.

Sus palabras me dejaron helada. Hablaba como si fuéramos… como si fuéramos a casarnos. Esa idea me llenaba de emociones encontradas. Casarme con Dilan sería lo mejor que podría pasarme… pero sentía que era muy pronto. Lance un mirada fugas a mi padre que estaba helado al igual que yo por las palabras de Dilan, y temí lo peor.

- Bien,- dijo mi padre intentando aclararse la garganta.- eres un buen muchacho Dilan, lo puedo ver.

¿Qué?, ¿eso era todo lo que diría? Uf, un alivio me recorrió todo el cuerpo.

- Gracias señor.- Dilan comenzó a mascar la galleta que poseía en sus manos. Un ruido de celular interrumpió su acto.- Oh, lo siento. Es el mió. Si me disculpan,- y se dispuso a un rincón de la sala para contestar, pero me había llevado consigo. Me tenía tomada de la mano y me encontraba a su lado.

Contesto el teléfono y hablo palabras cortas, sin dar detalle. Fue una conversación que no pude captar.

- ¿Si?...bien… ¿Cuándo?... Ahí estaré…Con ella… De acuerdo… Te entiendo… Lo se… Bien… Tranquilo… Nos vemos… No, no lo haré. Adiós.- y colgó.

Luego de cerrar el teléfono y llevarlo hasta sus bolsillos me lanzo una mirada y me sonrió. Antes de poder preguntar algo de aquella conversación Dilan llevó sus yemas de los dedos a mi rostro, por lo que no me dio tiempo para proporcionar las palabras adecuadas y hablo.

- Te tengo una sorpresa,- dijo susurrándome al oído y volvió hacia donde se encontraba mi padre.- Señor, quisiera pedirle permiso para llevar a Cathlen a un pueblo cercano… mañana por la tarde…- Mi madre pronto apareció de la cocina y me hizo un gesto para que la acompañara de vuelta. Yo vacilé… no me quería perder aquella conversación de Dilan y mi padre. Pero mi novio soltó mi mano sonriéndome y articulando un gesto para que fuera. Una ceja se me inclino hacia un lado. Que injusto pensaba, siempre el salvado por la campana, en cambio a mi… ¡pss! Mi padre captando mi inquietud soltó una de sus risas y se levanto del sofá.

- ¡Vamos Cathlen!, acompaña a tu madre.- Lo mire de soslayo mientras Cassie me guiaba a la cocina tomada de mi brazo. Iba arrastrando los pies. No quería.

- Oh hija, Dilan es un encanto…- comenzó a elogiar mi madre, mientras sacaba del horno otra bandeja de galletas y las echaba a un cesto.

- Si,- respondí secamente, mi mente estaba aun en la sala, e intentaba escuchar algo. Pero solo oía algunos pasos y murmullos, nada en concreto. Solté un suspiro… Deseaba en ese momento cerrar mis ojos y transportarme a la sala, para poder oír hasta el más mínimo sonido, pero eso no era gusto, y era algo que ni yo ni Dilan queríamos. Utilizar nuestros poderes. Así que aguante las ganas e intente poner atención a la actividad que me había puesto a hacer, envolver el canasto en papel de regalo.

- A tu padre le ah caído bien.- volvió a elogiar mi madre. Me encogí de hombros, note que mi madre estaba más contenta que yo con todo esto.

- Eso es algo extraño,- dije aun encogida de hombros.

- ¡Ja!.. Si bueno, pero Dilan es algo especial.

La mire extrañada…

- ¿A que te quieres referir con especial?,- pregunte dejando lo que estaba haciendo.

- Bueno pues… el parece mayor de lo que aparenta. Y por lo que logro percibir esta solo…- llevé todo mi peso a mis brazos que estaba cargados en la orilla de la mesa, y puse más atención de la debida a la conversación con Cassie.- bueno te tiene a ti claro… pero pareciera que eso es todo lo que tiene, a ti. Y por eso es especial, su mundo gira en torno a ti.

Mi madre luego de decir aquello se quedo pensativa unos momentos, note que le había sorprendido aun más lo que había dicho que yo.

En cierta forma lo que decía mi madre era verdad, Dilan se encontraba solo, pero me tenia a mi. El nunca me había hablado de su familia, era algo totalmente desconocido para mí. Salí de la cocina aun pensando en las palabras de mi madre. Dilan estaba sentado al lado de mi padre y en cuanto entre a la sala los dos se pusieron de pie.

- Bueno Cathlen, debo marcharme. Un gusto Señor Smile. Señora.

- Oh para nosotros también,- respondió mi madre dándole un abrazo y besándole en la mejilla,- visítanos cuando puedas, eres bienvenido en esta casa.

- Gracias.

Acompañe hasta la puerta a Dilan sin decir ninguna palabra. Cuando llegamos a la reja del patio Dilan se voltio y tomo mi rostro en sus manos.

- Que descanses mi vida.- olvide respirar y solo asentí con la cabeza, trague un poco de saliva y hable.

- Ok, tu igual.

Me beso en la frente y se marcho.

Capítulo Nº Cuarenta y Uno.

Lo inexplicable.



Me dirigí a la casa de Jeremy caminando lentamente. Su casa no estaba muy lejos de la mía, solo se encontraba al otro lado de un mediano cerro y la calle para llegar allí era directa y vacía. Habíamos acordado estudiar para matemáticas. Pues el no entendía unas cosas, y para mi era más fácil estudiar con algún testigo. Pues si me ponía sola a leer materias luego dejaba todas las hojas húmedas por las lágrimas.



La corta calle me hizo olvidar hacia donde me dirigía y mi mente voló hacia los recuerdos como de costumbre. Ya había pasado casi un año de lo sucedido. Un año de haber contemplado el pálido rostro de Dilan. Mis sentimientos hacia el se habían mezclado. Mi amor por el se había intensificado de varias formas, formando algo así como una bolita llena de sentimientos. Algunos eran sentimientos horrendos, me sentía abandonada por el. Sentía coraje por aquel poder desconocido de Amber, debido a que eso fue más fuerte que el amor que sentíamos el uno por el otro. La razón de que Dilan intentara matarme me preocupaba, pero no por lo que debería preocuparme. En esos momentos pude ver en sus ojos que me reconocía, pude ver ese amor fluido. Pude ver que intentaba con todas sus fuerzas soltarme, pero sus manos no les respondían. Y yo tampoco hice nada para detenerlo, mi mente no respondía debido a su mirada. Por ello no prestaba atención a esos crueles sentimientos de abandono.



Unas gotas de lluvia interrumpieron mis pensamientos. Mire hacia el oscuro cielo cubierto de nubes grises. Suspire varias veces. Como odiaba la lluvia. Continué caminando por la calle vacía. Sentí unos pasos detrás de mí. Pero no le tome importancia y continué con mi rumbo. Al girar hacia la calle de Jeremy una gota de algún árbol callo en mis ojos haciendo que estos se cerraran. E inmediatamente lo percibí. Percibí su olor, percibí su calor y su figura. Vi sus encendidos ojos verdes mirándome fijamente, vi como curvaba los labios transformándolos en sonrisa. Su pelo empapado que goteaba sobre sus hombros. Mi corazón se acelero traspasando la velocidad permitida.


Me voltee de inmediato para encontrarme con aquella visión, para poder observarla por mi misma. Se encontraba a unos tres metros de distancia. Y mi rostro que estaba rígido y serio como siempre lo estaba cuando me encontraba sola, cambio. Y lo note por la postura que poso Dilan. Se encogió de hombros, y sus ojos que antes irradiaban una chispa ahora se encontraban apagados, tristes.



Dio un paso hacia mí vacilando. Recordé el día en el bosque, aquél mismo paso vacilante. Mi cara que ya estaba empapada por la lluvia se mojo con líquido salado proveniente de mis ojos. Me refregué los ojos y los pómulos con mi manga. Esta vez no permitiría que mi vista se nublara. No ahora, que podía contemplar aquel hermoso rostro al cual tanto anhelaba.


Un brillo extraño comenzó a correr por sus mejillas. ¿Acaso eran lágrimas?, no estaba seguro de aquello, pude haberme confundido con algunas gotas de lluvia. Pero creía que Dilan estaba llorando. O por lo menos soltaba algunas lágrimas.



Nos abrazamos bajo la lluvia sin decir ninguna palabra. Los dos suspirábamos pesadamente. Sus firmes brazos que me aferraban la cintura y la cabeza me asfixiaban, pero no me permitiría dejarle ver el malestar. Ese dolor era soportable en comparación al que llevaba desde lo ocurrido. El que llevaba desde mi propia muerte, desde hacia ya un año.


Nos separamos unos centímetros sin soltarnos, el mantenía su firma mano en mi cintura y nos tomamos de la mano.



- …Cuanto lo siento…- repetía Dilan luego de soltarme de la cintura y llevar su mano hacia mi rostro, frotando desde la cumbre de mis pómulos hasta mi mandíbula.


Negué con la cabeza.


- No ahí nada que perdonar Dilan…


Dilan sonrió tristemente. Y volvió a lanzarse a mis brazos.



Estuvimos así bastante tiempo, aunque para mi fueron segundos. Luego nos dirigimos hacia su vehiculo con rumbo a su casa. Su carro ya no era el descapotable BMW M6. Sino que ahora conducía un Jeep Grand Cherokee lo conocía, pues mi padre había querido uno de esos hace unos años. Pero como siempre, luego cambiaba de opinión y elegía otro modelo.


Me subí al lujoso Jeep sin retirar mi mirada de Dilan, mientras me ayudaba. Cerró la puerta y se dirigió hacia el otro lado. Cuando estuvo arriba me contemplo unos momentos y me sonrió.



- Colócate el cinturón,- dijo mientras me acariciaba la mejilla.


Y obedecí algo mareada. La lluvia me volvía algo torpe. Y el frío congelaba mis dedos que se volvían rígidos.


Dilan encendió la calefacción.


- Así que te dirigías a estudiar mates.- Eso ni había sido una pregunta


- ¿Cómo lo sabes?,- pff una más de mi tontas preguntas.


Dilan soltó una corta carcajada.


- Se leer mentes, ¿Recuerdas?


Enarque una ceja, eso no me respondía mucho. Pues la mía no podía leerla, a menos que cerrara los ojos.


- Jeremy esta encaramado en la ventana, preguntándose si detenerte o no.


Mire hacia la casa de Jeremy. Pero no pude captarlo en ninguna de las ventanas.


- El solo quiere mi bienestar,- dije encogiéndome de hombros. Le debía mucho a Jeremy. Y sabía que le molestaba lo que estaba haciendo. Sabía que el se lo tomaba como si lo estuviera cambiando. Aunque no era así.


- Será mejor…- Dilan no me dejo continuar y arranco el auto acelerando lo más que pudo. Pronto perdimos los cerros de mi hogar.



Mi mirada no se despegaba del rostro de Dilan. Sentía que si de pronto dejara de observarlo se esfumaría. Mi rostro que debía de estar algo pálido por la lluvia estaba rígido y mi expresión debía de ser algo confusa para el, pues fruncía el ceño en instantes y luego ladeaba su cabeza hacia la ventana de su puerta.



- Cathlen… yo. Yo estoy muy avergonzado por lo que te hice…- su voz mostraba tristeza, una tristeza interminable. Estaba segura de que nunca podría hacer que olvidara aquello.


- Dilan… lo que sucedió no fue tu culpa… No estés triste por ello.


- Pero… ¿No estas molesta o algo?


Negué sin pensarlo.


- Pude ver en tus ojos…- agache la mirada ruborizándome. Esto era algo que nadie sabía. Algo que solo yo había visto y me había centrado en eso.- pude ver que en verdad me reconocías. Que en verdad seguías amándome…


Dilan me miro con las cejas entrelazadas.


- ¿Acaso llegaste a pensar que había dejado de amarte?


Asentí con el rostro y tire mi mirada hacia el suelo.


Dilan freno el vehiculo y se inclino hacia mi. Subí la mirada hasta calzarla en sus ojos.


- Lo siento,- dije algo cohibida por su mirada y avergonzada por todo aquello. Me sentía extraña. Al fin me sentía yo misma. Durante todo este tiempo sin Dilan había sido y me había comportado como otra persona. Desde aquello ya no me ruborizaba ni corría la vista, nada me avergonzaba y pocas veces me cohibía al hablar.



- Mi vida ha sido el mismo infierno sin ti Cathlen.


Unas lágrimas comenzaron a descender de mis ojos.


- Sabiendo lo que hice, sabiendo que no podría acercarme más a ti…


Abrace fuertemente a Dilan enredando mis manos en su cabello. Dilan me separo unos centímetros y quede cerca de su rostro, pude sentir su aliento sobre mí. Su respiración acompasada.



- Eres mi vida Cathlen, eres mi corazón. Eres el motivo por el cual despierto en las mañanas y por el cual respiro para sobrevivir. Durante este tiempo solo vivía pensando en que te volvería a tener así. Entre mis brazos.



Aquellas palabras… eran las mías. El las había robado de mi mente. Era así exactamente como yo me sentía. Presioné lentamente mis fríos labios contra los suyos. Y así nos quedamos durante un buen rato, besándonos como nunca antes, con pasión y con todo ese amor contenido. Amaba con locura a Dilan, lo amaba cada instante que pasaba con más intensidad.



Capítulo Nº Cuarenta.

Mi otra vida.

Me sentía completamente vacía, no sentía mi cuerpo, no sentía ni el aire pasar por mi garganta ni llegar a los pulmones. Simplemente no respiraba. Mi corazón no latía, nada en mi cuerpo pulsaba. Era solo una tabla rígida posada en quien sabe donde. Todo era silencio. Mi mente vagaba en confusos recuerdos que para mi eran cosas dolorosas y sin importancia. Eran recuerdos de mi pasado con Dilan, cada vez que podía ver claramente su rostro sentía como si me apuñalara en el pecho, así que no me permitía seguir recordándolo. Mi vida se había acabo… mi existencia al fin había llegado a su termino. No podría nunca encontrar la paz ni la calma, eso en mí ya no existía.

- ¡Cathlen, despierta hija!

¿Acaso esa era la voz de mi madre? Creo que comenzaba a delirar.

- ¡Hija hija!

Pero... no podía ser. Su voz era tan real, tan cercana y calida. Extrañaba a mi madre, la extrañaba más que nada.

De pronto comencé a sentir mi cuerpo… y el calor de muchas cosas. ¿Acaso mi poder volvía a surgir? Estaba aterrada, comencé a mover mis dedos y a abrir los ojos de apoco. Una luz cegadora me impidió abrirlos y comencé a parpadear. Mientras entre abría los ojos unas tiernas y delicadas manos me sostenía el brazo y me acariciaba el pelo. Era mi tierna y dulce madre.

- ¡Mamá!,- intente gritar, pero la garganta se me cerro, y salio un vozarrón algo bajo.

- ¡Cathlen!

Abrace a mi madre como nunca. Ahora podría verla, podía sentirla. Comencé a derramar lágrimas por montones. No estaba muerta. Y el dolor que sentía en mi garganta era una prueba de ello. Solté un quejido y mi madre me recostó en la cama, donde había permanecido. Era mi cama, mi habitación. Mi hogar. Estaba de vuelta en casa… ¿Pero que había sucedido? Cassie, mi madre, me había cuidado y proporcionado atención intensiva.

- ¿Qué sucedió?,- pregunte luego de tomar unos antibióticos y tragarme a penas la sopa que me había servido mi hermosa madre.

Cassie me miro con cara de pocos amigos. Al parecer ella sabía menos que yo.

- Hija…- comenzó a acariciarme la cabeza enredando sus tibios dedos en mi pelo.- Jeremy te llevó de urgencias al hospital y de ahí nos llamo. Nos dijo cosas algo confusas, pero creo que fueron los nervios.- esbozo una temblorosa sonrisa.

- ¿Qué…? ¿Qué fue lo que les dijo?,- me preguntaba por que esa sonrisa…

Mi madre continúo sonriendo y acariciándome tiernamente.

- Nos decía algo como… “todo tiene que terminar…” y luego entre jadeos nos pidió que voláramos hacia halla lo más pronto posible.

La mire sin decir ninguna palabra. Seguía sin entender su actitud.

- Lo más extraño fue cuando le preguntamos que te había ocurrido. El nos tranquilizo diciendo que estabas bien y nos contó algo de unos delincuentes que te atacaron.- Mientras mi madre narraba la falsa historia inventada por Jeremy llevé mis manos hacia mi garganta que ardía. Pude escuchar mi corazón que latía al recordar mi atacante…- y luego nos despidió, diciendo que debía resolver algo. Y se marcho.

- ¿A dónde fue?,- pregunte ocultando mi intensa curiosidad.

- No lo se hija, no hemos sabido nada desde entonces.

Mi madre se encogió de hombros avergonzada.

Mi cuerpo que estaba tenso comenzó a relajarse debido a los antibióticos. ¿Qué era lo que había sucedido? ¿Dónde se encontraba Jeremy? Y cual era ese asunto que debía resolver. ¿Acaso ese asusto se trataba con Dilan? Luego comencé por preguntarme sobre Dilan, si estaba bien. Que estaría pensado. ¡Y Amber! ¿Acaso quería seguir con su plan de acabar conmigo? Ya que no lo había conseguido. Aunque parte de su victoria ya estaba hecha. Había conseguido alejarme de Dilan para siempre… lo había… conseguido. Comencé a llorar como una niña y como una loca, mi madre me abrazó preguntándome que era lo que me entristecía, yo solo negaba con la cabeza. Mi madre, luego de haber dejado su camisa toda empapada con mi llanto me obligo a tomar pastillas para dormir, estos hicieron efecto de inmediato en mi…

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6 Meses Después…

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Volví a la escuela con mis amigos… Nadie sacaba a tema mis vacaciones ni menos el motivo del porque mi cambio. Comencé a estudiar cada vez con más intensidad y me inscribí a todo tipo de taller que la escuela ofrecía. Todo para mantener mi mente ocupada. Luego de mi encuentro con mi madre paso unas semanas para que Jeremy apareciera. Llego con la excusa de tener sarampión y se había marchado para no debilitarme más a mí. Bueno eso fue lo que les dijo a mi padre y a mi madre. A mi no pudo engatusarme con la chiva.

- ¿Qué sucedió Jeremy? Quiero que me cuentes todo… por muy doloroso que sea.

Jeremy aferraba los puños cada vez que hacia ese tipo de preguntas. Pero esta vez ya no podía huir más de ellas. Estábamos solos en el salón de clases.

- Volví para que Amber lo soltara…

Mi mano instantáneamente se retorcía en mi pecho. Recordarlo era como intentar sacar el cuchillo ya enterrado en mi pecho. Y Jeremy sabía de mi dolor. El siempre lo sabía todo. Así que no se molestaba en pronunciar su nombre. Ni menos hacer algo que me recordara a el. Algo totalmente imposible para mí.

- Y bueno ella accedió a mi petición a cambio de que le entregara mi poder.- Jeremy hizo una pausa, pero yo no hable.- Se lo entregué.- respondió a una pregunta que no había formulado. Pero que al fin y al cabo deseaba saber. – Y lo dejo libre…

- El… el esta bii…een.- no quería preguntar eso, pero necesitaba saberlo.

Jeremy asintió una sola vez. La verdad era que no me preocupaba demasiado el que Jeremy perdiera su poder. Eso de de experimentos y poderes sobrenaturales hacían recordarme lo que había pasado. Yo por mi parte deje de utilizar mi primer poder, aunque en verdad nunca lo utilice de forma innecesaria. Mi segundo poder era algo inevitable, pues mis ojos debían cerrarse de alguna forma u otra. Pero algo extraño había ocurrido. Ya no podía sentir ni ver nada al cerrarlos. Solo en las noches, cuando dormía, mis sueños eran reales, podía sentir el calor de mi habitación y de todo lo más cercano a mí. Mi mente intentaba recordar ese día en aquel bosque… pero mi poder no llegaba ahí, solo se quedaba en mi hogar.

- Si, esta bien. Solo que no recuerda quien es… perdió su identidad Cathlen. Y es peligroso que se te acerque… podría atacarte nuevamente...

La voz de Jeremy era dura, y mostraba autoridad sobre mí.

- Entiendo.- dije secamente. Nuestras vidas ya no nos pertenecían… Mi mundo ahora era diferente sin el, pero era mejor. Lo correcto.

Jeremy me tomo la mano y luego me abrazo.

- Todo esta bien Cathlen, pronto dejaras de sufrir por tu pasado…

Aquellas palabras me dolían en el alma. No quería olvidar parte de mi pasado, pero era crucial olvidarlo para poder continuar… Encontraba ilógico olvidar para continuar… pues simplemente no quería hacerlo. Solo me encontraba en pie frente a los demás demostrando lo bien que estaba. Lo feliz que me encontraba. Pero apenas me encontraba sola, apenas entraba en algún baño o me dirigía hacia mi casa las lágrimas me devastaban, cada lágrima que caía de mis ojos acortaba mi existencia…