domingo, 26 de abril de 2009

Capítulo Nº Treinta y Seis.

Inmovilidad.






Me voltee para mirar a Amber y a Lionel que se encontraban expectantes por mis ataques sin movimientos. Llevé levemente mis manos hacia mi garganta, sentía ardor por la presión de las manos de aquel ultimo ser.


Amber luego de recomponer su expresión comenzó a reír precipitadamente e hizo unos chasquidos con los dedos. Cerré los ojos para sentir y ver que era lo que tramaba ahora. Pude ver unos diez seres más sobre los árboles. Diablos, no podría con ellos, estaba sin fuerzas. Maldita de Amber y su cobardía. Los seres pegaron un salto hacia donde me encontraba. Quede aturdida, se habían recompuesto enseguida luego de aquel salto, que era aproximadamente unos seis metros de alto. Note que estos seres eran diferentes a los que había derrotado, estos me miraban a mí. Una desventaja poco eludible.


Mis piernas empezaron a flaquear y me mente comenzó a perder la conciencia… mis ojos al cerrarse pudieron captar una onda de calor extremo, pero este no provenía de Amber ni de Lionel o de los seres, era de un animal que corría a una gran velocidad hacia mi dirección. Pensé un momento en que venía a atacarme, pero vi en sus ojos algo familiar. Eran los ojos de Jeremy. Antes de que mi cuerpo cayera abruptamente al suelo Jeremy me tomo entre sus brazos, ya no era el puma que había observado en mi mente, pero su calor era el mismo. Vacilé un momento pero luego de unos segundos me aferre a su cuello débilmente. Comencé a perder el conocimiento y ya no oía nada ni tampoco sentía. Jeremy noto la rigidez de mi cuerpo y noto también que estaba tomando más peso.



- ¡Cathlen, no! ¡Te necesito aquí conmigo!,- grito mientras me acariciaba la cara. Intente abrir los ojos, pero solo logre ver luz en exceso y no podía ver nada en concreto. Así que los cerré y me concentre en ver las imágenes en mi mente de todo lo que sucedía en los alrededores.


-Bien,- dije en un susurro.



Jeremy observo a los diez seres con algo de preocupación y luego le lanzo una mirada de furia hacia Amber, esta lo miro compasiva y con la mirada ida en el rostro de Jeremy.



- Déjanos ir,- le dijo Jeremy.


- Lo que tú quieras.- le contesto Amber.- pero llevarás contigo estos amigos míos. Sabes lo que quiero.


- ¡No!,- grito.


No podía estar conciente más tiempo y apreté el hombro de Jeremy para que entrara en marcha. Jeremy me dedico una mirada y luego susurro a mi oído.


- Necesito que te aferres a mi lomo lo que más puedas, entierra tus uñas en mi si puedes.



Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Jeremy quería hacer su transformación conmigo encima, pero no estaba segura si podría seguir conciente mientras el corría por el bosque. Y el no podría sostenerme si se convertía en un veloz animal. Asentí con la cabeza sin mostrar mi preocupación. Jeremy dio un paso vacilando y luego grito.



- ¡Ya!,- Comenzó a correr por el amplio prado. Me lanzo hacia arriba y no tuve donde aferrarme, cuando comencé a descender vi al gran lobo que se había transformado, caí sobre su lomo peludo y me aferre como pude del pelaje color café opaco. El animal soltaba de vez en cuando fuertes gruñidos, tuve dos teorías, o se estaba intentando comunicar conmigo o intentaba asustar a los seres que nos seguían un par de metros atrás. El frío viento golpeaba mi cara pero hizo que despertara de la sub inconciencia, los cabellos comenzaron a agitarse sobre mi cara dándome golpes como elásticos. Me aferre con más fuerza del pelaje de Jeremy y pose mi cabeza en su cuerpo. Cerré los ojos con fuerza y me concentre en los seres que nos perseguían. No podía dejarlos inmóviles debido a mi falta de concentración y al movimiento que se efectuaba. Intente de todas las maneras frenarlos, pero me fue imposible. Debía de parar para poder atacarlos con mi poder mental. Se me ocurrió una idea y me acerqué al rostro de jeremy, es decir… del animal.



- Ehh… Jeremy… pues… tengo una idea.


El animal maulló en dirección hacia el cielo. Me lo tome como una respuesta parecida a ¿Cuál es tu idea? Así que continué.


- Necesito que te detengas unos momentos para dejarlos inmóviles. Me es imposible utilizar mi poder mental… aquí.



El gigantesco lobo asintió con su cabeza varias veces. Bien me lo hacia más fácil, en vez de andar maullando quizás que cosa. Retrocedí más sobre su lomo poder debajo de su cuello para poder deslizarme hacia el suelo con más facilidad. El lobo freno en seco y mi cuerpo se meneo con brusquedad, pero no había tiempo de estabilizarme. Me solté del pelaje del animal y mire con dirección hacia el bosque, cerré los ojos apretándolos y cerrándolo los puños a un costado de mi tronco. Vi las imágenes en mi cabeza de enseguida, los seres se acercaban a paso rápido. Forcé mi mente a concentrarme en sus tobillos y sin pensar en el sonido que este provocaría fui aplastando su calcáneo. Así lo hice con los diez seres, que se retorcían de dolor en el suelo. Abrí los ojos con una sonrisa de victoria, tenía ganas de saltar en el lugar y ponerme a cantar. Escuche a Jeremy soltar de entre sus dientes un bufido o algo parecido a un suspiro. Se acerco a mi con velocidad y con su cabeza me lanzo de nuevo a su lomo, comenzó a correr nuevamente. Satisfecha me abrigué con su pelaje liso. Mis fuerzas estaban en su límite.



Luego de un buen momento con la brisa sobre mi rostro, cerré los ojos nuevamente para percibir a Amber y a su compañero. Pero no los pude captar. Eso quería decir que estábamos fuera de su alcancé. Me tranquílese y trague un gran bocado de aire que me lleno los pulmones.




Ya se estaba haciendo de noche cuando le pedía a Jeremy que volviera a su forma humana, el no poder comunicarme con el me agobiaba. Era incomodo ser yo la que hablaba y el maullaba cosas sin sentido para mi.



- Listo,- dijo luego de salir de unos árboles.


Le sonreí cariñosamente.


- Gracias,- comencé,- no hubiera podido sal…- Jeremy no dejo que terminara. Me tomo entre sus brazos rodeándome la cintura y me beso.