domingo, 10 de mayo de 2009

Capítulo Nº Cuarenta.

Mi otra vida.

Me sentía completamente vacía, no sentía mi cuerpo, no sentía ni el aire pasar por mi garganta ni llegar a los pulmones. Simplemente no respiraba. Mi corazón no latía, nada en mi cuerpo pulsaba. Era solo una tabla rígida posada en quien sabe donde. Todo era silencio. Mi mente vagaba en confusos recuerdos que para mi eran cosas dolorosas y sin importancia. Eran recuerdos de mi pasado con Dilan, cada vez que podía ver claramente su rostro sentía como si me apuñalara en el pecho, así que no me permitía seguir recordándolo. Mi vida se había acabo… mi existencia al fin había llegado a su termino. No podría nunca encontrar la paz ni la calma, eso en mí ya no existía.

- ¡Cathlen, despierta hija!

¿Acaso esa era la voz de mi madre? Creo que comenzaba a delirar.

- ¡Hija hija!

Pero... no podía ser. Su voz era tan real, tan cercana y calida. Extrañaba a mi madre, la extrañaba más que nada.

De pronto comencé a sentir mi cuerpo… y el calor de muchas cosas. ¿Acaso mi poder volvía a surgir? Estaba aterrada, comencé a mover mis dedos y a abrir los ojos de apoco. Una luz cegadora me impidió abrirlos y comencé a parpadear. Mientras entre abría los ojos unas tiernas y delicadas manos me sostenía el brazo y me acariciaba el pelo. Era mi tierna y dulce madre.

- ¡Mamá!,- intente gritar, pero la garganta se me cerro, y salio un vozarrón algo bajo.

- ¡Cathlen!

Abrace a mi madre como nunca. Ahora podría verla, podía sentirla. Comencé a derramar lágrimas por montones. No estaba muerta. Y el dolor que sentía en mi garganta era una prueba de ello. Solté un quejido y mi madre me recostó en la cama, donde había permanecido. Era mi cama, mi habitación. Mi hogar. Estaba de vuelta en casa… ¿Pero que había sucedido? Cassie, mi madre, me había cuidado y proporcionado atención intensiva.

- ¿Qué sucedió?,- pregunte luego de tomar unos antibióticos y tragarme a penas la sopa que me había servido mi hermosa madre.

Cassie me miro con cara de pocos amigos. Al parecer ella sabía menos que yo.

- Hija…- comenzó a acariciarme la cabeza enredando sus tibios dedos en mi pelo.- Jeremy te llevó de urgencias al hospital y de ahí nos llamo. Nos dijo cosas algo confusas, pero creo que fueron los nervios.- esbozo una temblorosa sonrisa.

- ¿Qué…? ¿Qué fue lo que les dijo?,- me preguntaba por que esa sonrisa…

Mi madre continúo sonriendo y acariciándome tiernamente.

- Nos decía algo como… “todo tiene que terminar…” y luego entre jadeos nos pidió que voláramos hacia halla lo más pronto posible.

La mire sin decir ninguna palabra. Seguía sin entender su actitud.

- Lo más extraño fue cuando le preguntamos que te había ocurrido. El nos tranquilizo diciendo que estabas bien y nos contó algo de unos delincuentes que te atacaron.- Mientras mi madre narraba la falsa historia inventada por Jeremy llevé mis manos hacia mi garganta que ardía. Pude escuchar mi corazón que latía al recordar mi atacante…- y luego nos despidió, diciendo que debía resolver algo. Y se marcho.

- ¿A dónde fue?,- pregunte ocultando mi intensa curiosidad.

- No lo se hija, no hemos sabido nada desde entonces.

Mi madre se encogió de hombros avergonzada.

Mi cuerpo que estaba tenso comenzó a relajarse debido a los antibióticos. ¿Qué era lo que había sucedido? ¿Dónde se encontraba Jeremy? Y cual era ese asunto que debía resolver. ¿Acaso ese asusto se trataba con Dilan? Luego comencé por preguntarme sobre Dilan, si estaba bien. Que estaría pensado. ¡Y Amber! ¿Acaso quería seguir con su plan de acabar conmigo? Ya que no lo había conseguido. Aunque parte de su victoria ya estaba hecha. Había conseguido alejarme de Dilan para siempre… lo había… conseguido. Comencé a llorar como una niña y como una loca, mi madre me abrazó preguntándome que era lo que me entristecía, yo solo negaba con la cabeza. Mi madre, luego de haber dejado su camisa toda empapada con mi llanto me obligo a tomar pastillas para dormir, estos hicieron efecto de inmediato en mi…

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6 Meses Después…

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Volví a la escuela con mis amigos… Nadie sacaba a tema mis vacaciones ni menos el motivo del porque mi cambio. Comencé a estudiar cada vez con más intensidad y me inscribí a todo tipo de taller que la escuela ofrecía. Todo para mantener mi mente ocupada. Luego de mi encuentro con mi madre paso unas semanas para que Jeremy apareciera. Llego con la excusa de tener sarampión y se había marchado para no debilitarme más a mí. Bueno eso fue lo que les dijo a mi padre y a mi madre. A mi no pudo engatusarme con la chiva.

- ¿Qué sucedió Jeremy? Quiero que me cuentes todo… por muy doloroso que sea.

Jeremy aferraba los puños cada vez que hacia ese tipo de preguntas. Pero esta vez ya no podía huir más de ellas. Estábamos solos en el salón de clases.

- Volví para que Amber lo soltara…

Mi mano instantáneamente se retorcía en mi pecho. Recordarlo era como intentar sacar el cuchillo ya enterrado en mi pecho. Y Jeremy sabía de mi dolor. El siempre lo sabía todo. Así que no se molestaba en pronunciar su nombre. Ni menos hacer algo que me recordara a el. Algo totalmente imposible para mí.

- Y bueno ella accedió a mi petición a cambio de que le entregara mi poder.- Jeremy hizo una pausa, pero yo no hable.- Se lo entregué.- respondió a una pregunta que no había formulado. Pero que al fin y al cabo deseaba saber. – Y lo dejo libre…

- El… el esta bii…een.- no quería preguntar eso, pero necesitaba saberlo.

Jeremy asintió una sola vez. La verdad era que no me preocupaba demasiado el que Jeremy perdiera su poder. Eso de de experimentos y poderes sobrenaturales hacían recordarme lo que había pasado. Yo por mi parte deje de utilizar mi primer poder, aunque en verdad nunca lo utilice de forma innecesaria. Mi segundo poder era algo inevitable, pues mis ojos debían cerrarse de alguna forma u otra. Pero algo extraño había ocurrido. Ya no podía sentir ni ver nada al cerrarlos. Solo en las noches, cuando dormía, mis sueños eran reales, podía sentir el calor de mi habitación y de todo lo más cercano a mí. Mi mente intentaba recordar ese día en aquel bosque… pero mi poder no llegaba ahí, solo se quedaba en mi hogar.

- Si, esta bien. Solo que no recuerda quien es… perdió su identidad Cathlen. Y es peligroso que se te acerque… podría atacarte nuevamente...

La voz de Jeremy era dura, y mostraba autoridad sobre mí.

- Entiendo.- dije secamente. Nuestras vidas ya no nos pertenecían… Mi mundo ahora era diferente sin el, pero era mejor. Lo correcto.

Jeremy me tomo la mano y luego me abrazo.

- Todo esta bien Cathlen, pronto dejaras de sufrir por tu pasado…

Aquellas palabras me dolían en el alma. No quería olvidar parte de mi pasado, pero era crucial olvidarlo para poder continuar… Encontraba ilógico olvidar para continuar… pues simplemente no quería hacerlo. Solo me encontraba en pie frente a los demás demostrando lo bien que estaba. Lo feliz que me encontraba. Pero apenas me encontraba sola, apenas entraba en algún baño o me dirigía hacia mi casa las lágrimas me devastaban, cada lágrima que caía de mis ojos acortaba mi existencia…

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