viernes, 24 de abril de 2009

Capítulo Nº Treinta y Cuatro.

Visión.

- ¿Sabes donde buscar a Amber?,- pregunte algo impacienté. Iba conduciendo sin un rumbo definido.

Jeremy asintió con la cabeza. Se veía algo confuso.

- Solo sigue derecho, pronto llegaremos a un camino de tierra y debes conducirte hacia el bosque.

Lo mire incrédula.

- ¿Cómo sabes esto?,- pregunte algo atónita.

Jeremy vacilo, como si el mismo no supiera la respuesta.

- Yo… no lo se. Es que tengo una extraña conexión con Amber, pero ahora creo entender la razón.

- Oh,- claro lo que me había dicho el anciano en aquella habitación. Amber estaba “enamorada” por así decirlo de Jeremy, y bueno los sentimientos que posee Amber como su odio hacia a mi, son algo fuera de lo normal, ahí podría estar la razón de aquella conexión.

El camino fue largo y sin paradas. Pronto entramos en aquel camino de tierra que Jeremy había mencionado y nos adentramos al bosque. Ninguno de los dos hablaba, la verdad es que no había un tema. Yo con mis nervios y el con los suyos. Pegue un largo suspiro, entrar en aquel bosque no me hacia muy bien.

- ¡No puede ser!,- chille para mi. Pero no pude agudizarlo y el grito hizo que Jeremy pegara un salto en el asiento.

- ¿Qué sucede?,- grito Jeremy.

Le negué con la cabeza para bajarle perfil al asunto. No era tan grabe como el se lo suponía. Era solo que…

Detuve el vehiculo mientras continuaba con las manos aferradas al volante y con la mirada perdida entre los árboles. Comencé a sonrojarme mientras que Jeremy me fulminaba con la mirada y de vez en cuando echaba una mirada al bosque para encontrar rastros de mi terror. Agache la cabeza posándola en mis piernas y luego enfrente la mirada de Jeremy.

- ¿Por qué te detienes? ¿Qué sucede? Cathlen habla.

Cada vez me sonrojaba más.

- Yo… ehh… lo siento… yo. Se quedo sin gasolina.- dije al fin con rapidez, entre tanto jadeo.

Jeremy sin cambiar su rostro de preocupación, averiguo si lo que decía era cierto. Se movió hacia mi lado y echo una mirada a la aguja del estanque de gasolina. Que estaba totalmente abajo.

Pego un suspiro y luego soltó una carcajada.

- Bien bien.

Lo mire aturdida. Fruncí las cejas al punto en que estas se juntaran.

- ¡Eres increíble!,- dijo aun riéndose.

- ¿Por qué?,- pregunte confusa.

Negó con la cabeza un par de veces.

- Vale, iré a la gasolinera más cercana. No tardare.

Se inclino hacia mí y me beso en la frente. Abrí la puerta y echo a correr por entre el bosque. Claro con su “don” no tardaría mucho en llegar.

Suspire, al menos no se lo había tomado mal. Hubiera sido cualquier otro chico y luego te toma bronca por no haberte fijado en la estúpida aguja. Pero se trataba de Jeremy el piadoso.

- Bien,- me dije a mi misma. ¡Va! Ya estaba comenzando a hablar sola. Pff. Me mantuve quieta en el asiento. Comencé a impacientarme y aburrirme. Estire mis brazos. El viaje había sido algo largo y seria una buena idea comenzar a mover mis articulaciones. Decidí bajarme del vehiculo para caminar un poco, me deslicé hacia un lado mientras abría la pesada puerta. Era pesada para mí. Claro. Un corrida de aire me despeino el cabello llevándolo a mi cara y mi mente quedo en blanco, de pronto solo oía una suave y dulce voz > ¡No te bajes! Mantente ahí.

El viento continúo a agitarme los cabellos, mientras yo solo anhelaba volver a escuchar la voz de Dilan en mi cabeza. Pensé incluso hasta intentar bajar del auto para oírlo. Una neblina comenzó a descender de los copos altos de los árboles, era extraña, pues venia a cubrir de una manera rápida y de una forma fuera de lo común. Dentro de unos minutos el bosque completo estaba cubierto con aquella nebulosa gris.

Comencé a preocuparme por Jeremy, se estaba demorando un poco. Comencé a barajar la idea de hacer mover el vehiculo con mi poder. Pero luego deseche la idea. Eso me quitaría muchas energías y era posible que no llegara a la gasolinera antes de desplomarme. Además quería saber donde se encontraba Dilan, así que debía esperar.

Cerré levemente los ojos, haber si así la hora pasaba más rápido. Ya me estaba desesperando estar ahí sentada todo el rato. Intentaba concentrarme en oír la voz de Dilan cuando un escalofrío me recorrió la columna vertebral y unas fugases imágenes inundaron mi mente. Estaban situadas en el bosque, podía ver y palpar todo aquello, como si en verdad estuviera ahí. Podía sentir las rocas, las hojas de los árboles, todo, hasta la nebulosa a lo lejos. Oía cada silbido y canto de los pájaros en los árboles, aunque no estuviera ahí. Mi visión cambio abruptamente hacia el otro lado del bosque, hacia el arrecifé y se enfoco en dos figuras reconocibles. Sentí la humedad que corría en aquel lugar, como si estuviera rociándome el rostro con su mojada brisa. Como si intentara enfriarme los pómulos y quemarlos con el frío. Me estremecí aun con los ojos cerrados. Las dos figuras caminaban a paso rápido hacia mi dirección. Sentí el calor de sus cuerpos, pero más de uno que de otro. La temperatura de la figura más delgada era elevada, sentía como su sangre hervía, en cambio la otra figura que era algo baja tenía una temperatura regular. Estaba casi helada. Abrí los ojos desorientada, por un momento olvide de donde me encontraba. Mire hacia mi alrededor y me encontré sentada en el descapotable de Dilan. Me cubrí con las manos. Las imágenes habían desaparecido cuando pude reconocer las dos figuras y se borraron por completo cuando abrí los ojos.

Eran mis adversarios, las personas que tenía que enfrentar. Vi la cara llena de odio de Amber, caminando hacia mi, decisiva, brutal. Lionel a su lado le seguía el paso. Pero su postura no era avasalladora, tenía los hombros hundidos y su mirada estaba fija en Amber.