domingo, 10 de mayo de 2009

Capítulo Nº Cuarenta y Uno.

Lo inexplicable.



Me dirigí a la casa de Jeremy caminando lentamente. Su casa no estaba muy lejos de la mía, solo se encontraba al otro lado de un mediano cerro y la calle para llegar allí era directa y vacía. Habíamos acordado estudiar para matemáticas. Pues el no entendía unas cosas, y para mi era más fácil estudiar con algún testigo. Pues si me ponía sola a leer materias luego dejaba todas las hojas húmedas por las lágrimas.



La corta calle me hizo olvidar hacia donde me dirigía y mi mente voló hacia los recuerdos como de costumbre. Ya había pasado casi un año de lo sucedido. Un año de haber contemplado el pálido rostro de Dilan. Mis sentimientos hacia el se habían mezclado. Mi amor por el se había intensificado de varias formas, formando algo así como una bolita llena de sentimientos. Algunos eran sentimientos horrendos, me sentía abandonada por el. Sentía coraje por aquel poder desconocido de Amber, debido a que eso fue más fuerte que el amor que sentíamos el uno por el otro. La razón de que Dilan intentara matarme me preocupaba, pero no por lo que debería preocuparme. En esos momentos pude ver en sus ojos que me reconocía, pude ver ese amor fluido. Pude ver que intentaba con todas sus fuerzas soltarme, pero sus manos no les respondían. Y yo tampoco hice nada para detenerlo, mi mente no respondía debido a su mirada. Por ello no prestaba atención a esos crueles sentimientos de abandono.



Unas gotas de lluvia interrumpieron mis pensamientos. Mire hacia el oscuro cielo cubierto de nubes grises. Suspire varias veces. Como odiaba la lluvia. Continué caminando por la calle vacía. Sentí unos pasos detrás de mí. Pero no le tome importancia y continué con mi rumbo. Al girar hacia la calle de Jeremy una gota de algún árbol callo en mis ojos haciendo que estos se cerraran. E inmediatamente lo percibí. Percibí su olor, percibí su calor y su figura. Vi sus encendidos ojos verdes mirándome fijamente, vi como curvaba los labios transformándolos en sonrisa. Su pelo empapado que goteaba sobre sus hombros. Mi corazón se acelero traspasando la velocidad permitida.


Me voltee de inmediato para encontrarme con aquella visión, para poder observarla por mi misma. Se encontraba a unos tres metros de distancia. Y mi rostro que estaba rígido y serio como siempre lo estaba cuando me encontraba sola, cambio. Y lo note por la postura que poso Dilan. Se encogió de hombros, y sus ojos que antes irradiaban una chispa ahora se encontraban apagados, tristes.



Dio un paso hacia mí vacilando. Recordé el día en el bosque, aquél mismo paso vacilante. Mi cara que ya estaba empapada por la lluvia se mojo con líquido salado proveniente de mis ojos. Me refregué los ojos y los pómulos con mi manga. Esta vez no permitiría que mi vista se nublara. No ahora, que podía contemplar aquel hermoso rostro al cual tanto anhelaba.


Un brillo extraño comenzó a correr por sus mejillas. ¿Acaso eran lágrimas?, no estaba seguro de aquello, pude haberme confundido con algunas gotas de lluvia. Pero creía que Dilan estaba llorando. O por lo menos soltaba algunas lágrimas.



Nos abrazamos bajo la lluvia sin decir ninguna palabra. Los dos suspirábamos pesadamente. Sus firmes brazos que me aferraban la cintura y la cabeza me asfixiaban, pero no me permitiría dejarle ver el malestar. Ese dolor era soportable en comparación al que llevaba desde lo ocurrido. El que llevaba desde mi propia muerte, desde hacia ya un año.


Nos separamos unos centímetros sin soltarnos, el mantenía su firma mano en mi cintura y nos tomamos de la mano.



- …Cuanto lo siento…- repetía Dilan luego de soltarme de la cintura y llevar su mano hacia mi rostro, frotando desde la cumbre de mis pómulos hasta mi mandíbula.


Negué con la cabeza.


- No ahí nada que perdonar Dilan…


Dilan sonrió tristemente. Y volvió a lanzarse a mis brazos.



Estuvimos así bastante tiempo, aunque para mi fueron segundos. Luego nos dirigimos hacia su vehiculo con rumbo a su casa. Su carro ya no era el descapotable BMW M6. Sino que ahora conducía un Jeep Grand Cherokee lo conocía, pues mi padre había querido uno de esos hace unos años. Pero como siempre, luego cambiaba de opinión y elegía otro modelo.


Me subí al lujoso Jeep sin retirar mi mirada de Dilan, mientras me ayudaba. Cerró la puerta y se dirigió hacia el otro lado. Cuando estuvo arriba me contemplo unos momentos y me sonrió.



- Colócate el cinturón,- dijo mientras me acariciaba la mejilla.


Y obedecí algo mareada. La lluvia me volvía algo torpe. Y el frío congelaba mis dedos que se volvían rígidos.


Dilan encendió la calefacción.


- Así que te dirigías a estudiar mates.- Eso ni había sido una pregunta


- ¿Cómo lo sabes?,- pff una más de mi tontas preguntas.


Dilan soltó una corta carcajada.


- Se leer mentes, ¿Recuerdas?


Enarque una ceja, eso no me respondía mucho. Pues la mía no podía leerla, a menos que cerrara los ojos.


- Jeremy esta encaramado en la ventana, preguntándose si detenerte o no.


Mire hacia la casa de Jeremy. Pero no pude captarlo en ninguna de las ventanas.


- El solo quiere mi bienestar,- dije encogiéndome de hombros. Le debía mucho a Jeremy. Y sabía que le molestaba lo que estaba haciendo. Sabía que el se lo tomaba como si lo estuviera cambiando. Aunque no era así.


- Será mejor…- Dilan no me dejo continuar y arranco el auto acelerando lo más que pudo. Pronto perdimos los cerros de mi hogar.



Mi mirada no se despegaba del rostro de Dilan. Sentía que si de pronto dejara de observarlo se esfumaría. Mi rostro que debía de estar algo pálido por la lluvia estaba rígido y mi expresión debía de ser algo confusa para el, pues fruncía el ceño en instantes y luego ladeaba su cabeza hacia la ventana de su puerta.



- Cathlen… yo. Yo estoy muy avergonzado por lo que te hice…- su voz mostraba tristeza, una tristeza interminable. Estaba segura de que nunca podría hacer que olvidara aquello.


- Dilan… lo que sucedió no fue tu culpa… No estés triste por ello.


- Pero… ¿No estas molesta o algo?


Negué sin pensarlo.


- Pude ver en tus ojos…- agache la mirada ruborizándome. Esto era algo que nadie sabía. Algo que solo yo había visto y me había centrado en eso.- pude ver que en verdad me reconocías. Que en verdad seguías amándome…


Dilan me miro con las cejas entrelazadas.


- ¿Acaso llegaste a pensar que había dejado de amarte?


Asentí con el rostro y tire mi mirada hacia el suelo.


Dilan freno el vehiculo y se inclino hacia mi. Subí la mirada hasta calzarla en sus ojos.


- Lo siento,- dije algo cohibida por su mirada y avergonzada por todo aquello. Me sentía extraña. Al fin me sentía yo misma. Durante todo este tiempo sin Dilan había sido y me había comportado como otra persona. Desde aquello ya no me ruborizaba ni corría la vista, nada me avergonzaba y pocas veces me cohibía al hablar.



- Mi vida ha sido el mismo infierno sin ti Cathlen.


Unas lágrimas comenzaron a descender de mis ojos.


- Sabiendo lo que hice, sabiendo que no podría acercarme más a ti…


Abrace fuertemente a Dilan enredando mis manos en su cabello. Dilan me separo unos centímetros y quede cerca de su rostro, pude sentir su aliento sobre mí. Su respiración acompasada.



- Eres mi vida Cathlen, eres mi corazón. Eres el motivo por el cual despierto en las mañanas y por el cual respiro para sobrevivir. Durante este tiempo solo vivía pensando en que te volvería a tener así. Entre mis brazos.



Aquellas palabras… eran las mías. El las había robado de mi mente. Era así exactamente como yo me sentía. Presioné lentamente mis fríos labios contra los suyos. Y así nos quedamos durante un buen rato, besándonos como nunca antes, con pasión y con todo ese amor contenido. Amaba con locura a Dilan, lo amaba cada instante que pasaba con más intensidad.



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