jueves, 21 de mayo de 2009

Capítulo Nº Cuarenta y Cuatro.

Histeria.

Caí desmayada en los brazos de Dilan, quien me sostenía firmemente cuando desperté. Estaba sobre el Jeep encima de sus piernas. Sentía mi cuerpo rígido y frío. La cabeza me daba vueltas y no podía captar nada coherente, solo veía el rostro de Dilan y lo demás era borroso. Hasta que a través de la ventana, en las afuera del vehiculo, vi el motivo por el cual de mi fallecimiento. Lionel se encontraba de pie, junto a su camioneta, estaba observándome con rostro pálido y expectante. Como si estuviera preocupado. Soltó una risita por lo bajo. Y Dilan comenzó a acariciarme el cabello y sonrió.

- ¿Te encuentras mejor?,- llamo mi atención. Pues mi vista estaba a través del grueso vidrio de la ventana.

- Oh, si,- dije algo aturdida, la voz no me había salido como esperaba.- Pero… Lionel… Dilan.- fue todo lo que solté, el momento de histeria había pasado. Si Lionel tramaba algo en contra de mi cordura y los recuerdos de los dos, sería capas de utilizar el poder que hace ya un año y medio mantenía escondido. Acabaría con cada uno de sus huesos haciéndolos polvo.

- Tranquila Cathlen,- me hablo Dilan colocando sus manos alrededor de mi cara.- Por favor confía en mi. Estaremos bien.

Lo mire perpleja. ¿Cómo podía fiarse tanto de ese tipo?

- Oh, pero…

- Shh,- silencio mi novio,- por favor.

- Claro.

Me di por vencida al ver el rostro suplicante de Dilan. Pego un suspiro y relajo sus rígidos hombros.

- Temo que te desmayes otra vez.- Admitió algo avergonzado.

- No, no lo haré. Lo prometo,- luego de decir aquello me arrepentí. ¿Es que acaso puedo yo prohibirme caer desmayada por alguna promesa? Yo no quise desmayarme por mi propia voluntad. Que torpe era. Aun así Dilan me creyó. Aunque lo dude por unos momentos.

- Créeme, es terrible cada segundo que estas con los ojos cerrados. Me siento perdido. Pudo leerte la mente si los cierras, pero si caes inconsciente solo escucho silencio.

Mire a Dilan con ternura. Lo amaba más que a nadie.

Nos encontrábamos mirándonos de frente pero mi mirada se desvió en cuanto vi acercarse Lionel. Me levante de donde estaba y descendí del Jeep. Había que acabar con todo este augurio pronto.

- Cathlen,- escuche decir a mis espaldas. Ignore a Dilan y continué mi rumbo, camino para intersectar a el traidor de mi novio.

Lionel apretó los puños y vi como su garganta se agitaba tras tragar algo de saliva. Sentía miedo… pero me preguntaba ¿De que podría tener miedo un aliado de la diabla satanasa de Amber? Del ángel susurro la dulce voz de Dilan en mi cabeza. Me voltee para comprender por que aquello había llegado a mí. Me percate de mi arraigo, había cerrado los ojos. Por lo cual Dilan podía utilizar su poder de leer mentes conmigo. Los abrí rápidamente para que no continuara con su curiosidad y no aumentara mi vergüenza. Había faltado a nuestra promesa, aunque el también lo había hecho. Me guiño un ojo y sonrió, sus blancos dientes translucieron con la luz del sol y sus ojos de color verde brillaban irradiando ternura. Se acerco a mí y tomados de la mano caminamos hacia donde se encontraba Lionel.

- Lamento causar tantos estragos,- comenzó ah hablar a medida que nos acercábamos,- Nunca creí que mi presencia sería tan perturbadora para ti Cathlen. Lo hubiera sabido créeme que no habría quedado para verlos hoy con Dilan.

Mire con la expresión perdida ante las palabras de Lionel. Comprendí que aquella llamada telefónica que recibió Dilan en mi casa fue la de Lionel.

- ¿Qué deseas?,- solté de una vez en forma frívola. Dilan que me tenía sujeta la mano hizo un poco de presión. Sabía que me estaba comportando algo grosera. Pero… no podía de otra forma. No con una persona como el.

- Se que no me merezco una bienvenida y menos de tu parte Cathlen, pues eres a quien más e perjudicado con mi estúpido poder.

Lionel dio unos pasos hacia nosotros que estábamos perplejos en el lugar y atentos a cada movimiento.

- Por eso he venido a disculparme y ofrecer mis servicios.

Detecte como mi boca se inclinaba hacia abajo sin mi autorización. Mi rostro de pasar por el de Lionel se clavó en el de Dilan, quien al igual que yo mantenía su boca inclinada hacia un lado y ligeramente abierta. Aquello nos había dejado boquiabiertos. Al notar de que la mirada de Dilan no se despegaría de la mía intente pensar en las palabras de Lionel y de forma lenta comencé a observarlo. Todo era tan irreal. ¿Nos estaba ofreciendo ayuda?, ¿Ayuda para que? O para quienes. No entendía. Nada me calzaba y nada era de mi agrado para poder querer entenderlo. Mi aclare la garganta y solté la mano de Dilan cuidadosamente para que no se sintiera mal. Su mirada seguía perdida en mi rostro.

- No necesitamos tu ayuda,- intente decir en forma fría, pero las palabras salieron desconcertantes que ni yo misma me lo creí.

Lionel noto mi vacilación y enseguida agrego.

- No sabes a lo que te enfrentas Cathlen. Tú y Dilan no son los únicos involucrado en todo esto. Y Amber no descansara hasta cumplir con sus cometidos.

Dilan pego un suspiro y supe de inmediato que estaba leyéndole la mente a Lionel, le lancé una mala cara por hacerlo. Pero en el fondo sabía que era necesario. El estaba tan ansioso y perturbado que yo.

- Pero…- balbució mi novio a mi lado.- ¡Con un demonios!

Se acerco a mí y me tomo por los hombros, abrazándome y cubriéndome todo el cuerpo con el suyo.

- Que... ¡que sucede!,- gemí algo mareada, ya no podía ver a Lionel, solo observaba la fina camiseta de Dilan. Levante la mirada hacia el pero solo pude captar la zona de su mandíbula. Una gota callo a mi rostro, y por un momento llegué a pensar que comenzaba a llover, pero al sentir solo una desistí a la idea. Y el cielo luego de pasar por las horrendas nubes ya se había aclarado hasta obtener el sol en punta. ¿Acaso Dilan estaba llorando? No… me dije para mí. No puede ser. Y si así lo fuera… ¿Por qué?

Intente safarme de sus brazos pero me fue imposible, implemento más fuerza apretándome al punto de que ya no podía sentir el aire. Comencé a desesperarme. No podía escuchar nada, nadie hablaba. Perdí la razón y cerré los ojos para tener alguna noción de lo sucedido. Escuche los tristes latidos de Dilan y los acelerados de Lionel. Este murmuraba cosas para si, cosas para Dilan. Me concentre en ello y pude percatarme de alguna parte de la conversación.

- Amber esta camino hacia allá. Estoy seguro. Y no descansara hasta verla, para luego matarla Dilan. No puedes dejar que la vea.

- Lo se, ¡lo se!,- retumbaba la voz de Dilan en la mente de Lionel. Palabras que decía solo en su cabeza.

- Entonces ¿Qué haremos?

Pregunta Lionel algo enfadado.

- Estoy pensado.

Luego Lionel suspira pesadamente. Mientras yo intento nuevamente safarme de los brazos de mi opresor. Recordé que con los ojos cerrados Dilan podía percatarse de mis pensamientos y callar. Pero luego tome la idea de que no estaba atento a ello y me tranquilice.

Ahora, sabía que Amber tenía que ver, y sabía que Lionel le advertía que no tenía que verme. Era obvio Amber quería matarme, ese era su cometido. Pero… ¿Cuál era los otros objetivos de ella? Algo estaba ocultando. Por que el de evitar que yo oyese tal conversación, si era algo de lo que yo estaba al tanto. A lo mejor Dilan quería evitar otro de mis ataques de histeria, supuse.

- ¡Dilan!,- apuro Lionel,- ¡El tiempo se acaba! Si no nos apuramos Amber podría matar a Jeremy.

Me hele… Estaba segura de haber oído el nombre de mi amigo… Pero aun así mi mente me traicionaba diciéndome que no era así, que había confundido las cosas. No, me repetía una y otra vez ¡No! Sin pensar obligue a Dilan a soltarme empujando con mi mente su cuerpo lejos de mí. Acto que luego me arrepentí por completo. Dilan noto la fuerza de mi ira, pero no ira hacia el, sino ira hacia Amber. Antes de salir corriendo hacia su Jeep y montarme en el, Dilan me observaba con tristeza en los ojos. Algo que me rompió el corazón en mil pedazos. Esto no era una elección y el lo sabía. Pero la vida de Jeremy estaba en juego.