sábado, 7 de marzo de 2009

Capítulo Nº Trece.

La Cueva.



Cada vez veía más cerca la cordillera y eso me aterraba. El silencio se me hacia insoportable. Pero como era una orgullosa enrabiada no sería yo quien rompiera con ese silencio. Además no era seguro que yo hablara en ese instante, la rabia me doblegaba. Dilan de momentos me observaba de reojos. En fin. Tampoco necesitaba decir nada y el ya lo sabía todo. Eso aumentaba mi rabia cada vez más, su silencio y su testarudo poder sobre humano. Detuvo el vehículo y se quedo congelado mirando por el parabrisas. Lo mire unos segundos a la espera que digiera algo. Pero ni se movía. Y no mostraba indicio alguno de querer hablar. No aguante más y hable.


- Dilan... ¿Que sucede?
- Llegamos-, su voz era cortante y ni se voltio para mirarme.- ¿Cambiaste de parecer?, ¿Aun quieres tener un poder sobrenatural?-, volvió sus ojos hacia los mios, con una pisca de tristeza. Suspire. Sabia que debía tomar la decisión ya.
- Si, lo haré. No dejare que tu vida peligre y más si yo puedo detenerlo.
- Cathlen por favor. No lo veas por mi. Es tu vida la que importa. Si algo te pasara nada de lo que eh echo tendría sentido, y yo me moriría por ello.
- Estas equivocado. También lo hago por mi. Mira, mis opciones son solo dos.

Dilan abrió los ojos de par en par. Pude darme cuenta de que no estaba leyendo me el pensamiento. Eso me alegro. Y le sonreí dándole las gracias, luego continué.

- Si decido no tomar ese poder, tu vida estará en peligro. Y si... decido obtenerlo... tu te alejaras de mi para siempre...- Baje la cabeza apenada, sentí como unas lágrimas caían de mi ojos. Intente quitarlas de mi rostro rápidamente para que Dilan no lo notara. Cosa que era casi imposible. Se acerco a mi y me acaricio la mejilla húmeda con su dedos tibios. Hizo que levantara la mirada para encontrarme con sus ojos llenos de dulzura. Se acerco a mi y me beso suavemente, mientras lo besaba las lágrimas que derramaba era imparables. Como le quería. Y la sola idea de que el saliera herido en todo esto me mataba. Nos separamos en silencio sin dejar de mirarnos.


- Vamos Dilan, no perdamos más tiempo.
Se separo completamente de mi quitando sus manos sobre mi cintura y la otra de mi mejilla que ahora estaba mojada, no húmeda, por las lágrimas. Asintió con la cabeza y salió del vehículo con agilidad, dio la vuelta por la parte de adelante del carro y me abrió la puerta para que bajara.


Caminamos hacia los pies de un gran cerro cubierto de blanco. Tras unos árboles y arbustos se veía un gran hueco, era una cueva. Se notaba fría y vacía. Aunque era abandonada, lo supuse porque Dilan la conocía muy bien. Dilan tomo mi mano en silencio y entramos. Una vez adentro sentí un escalofrío por todo el cuerpo. Y comencé a sollozar. Dilan me ignoro y continuo en silencio sin soltarme la mano y la aferro más fuerte.


Dilan noto mis nuevos escalofríos que no cesaban y me proporciono calor dando me su chaqueta. Puesto que la mía la había dejado en el carro. Pude observar que en la entrada de la oscura cueva, se encontraba llena de repisas en las paredes, repisas de madera antigua. Algunas de ellas estaban repletas de libros y otras de frascos que contenían líquidos de colores extravagantes y extraños. Llegamos al centro de la cueva, donde se situaba un pequeño sofá color purpura, era ambiguo pero me agradaba. Dilan hizo que me sentara. Camino hacia una repisa y saco un frasco que contenía un liquido de color café claro. Luego se volvió hacia mi, se sentó justo a mi lado y me entrego el frasco.

- Aquí esta. El poder sobre humano no deseado ,que salvara tu vida y con ella la mía también. Lo mire sorpresiva y sentía como las lágrimas querían volver a salir. Pero luche para que no ocurriera. Y lo logre. - Dormirás toda la noche y por la mañana ya obtendrás... un poder-, se le quebró la voz al final. Se acerco a mi y me abrazo fuertemente. hice presión mi cabeza contra su pecho mientras comenzaba a sollozar nuevamente.
- Te quiero Dilan. Te quiero mucho.- Dilan acaricio mi cabello y suspiro. Me separe de el y me tome tomo el liquido que contenía aquel frasco de un sorbo. Sentí un pequeño mareo y de pronto los párpados se me hacían más pesados que era difícil mantener los ojos abiertos, busque a Dilan con los brazos para aferrarme a el. Pero no lo encontré por el sofá. Y solté un sonido sofocado pronunciando su nombre.

- Dilan...- Mi voz era apagada y triste.
- Aquí estoy mi Cathlen.
Me abrazo fuerte. Sentí como me estremecía en sus brazos y escuche unos murmullos a lo lejos pero no entendía lo que decían. Eran diferentes voces de gente adulta. Como si de pronto la cueva se hubiera llenado de ancianos. Sentí que la cabeza me iba a estallar de tanto sonido y me apreté con más fuerza contra el cuerpo de Dilan.

- ¿Que te sucede?,- La voz de Dilan era como estar en el paraíso. El mejor sonido de todos. Pero se notaba preocupada y con impaciencia. - Cathlen ¿estas bien?- Me volví a estremecer y me aferre aun más con fuerza contra el. Sentí como de pronto los murmullos iban desapareciendo y yo me dormía lentamente contra mi voluntad.
- Cathlen. Dime que piensas. Rápido por favor. - Escuche la voz de Dilan nuevamente muy cerca. Y desesperada.

No savia en verdad si realmente me había preguntado eso, o era producto de mi imaginación junto con los murmullos. Pues abrí los ojos y solo vi el rostro de Dilan, dure unos segundos y se volvieron a cerrar. Intente concentrarme en la respuesta de la pregunta de Dilan, pero era difícil. Me preguntaba el motivo de su preocupación, el podía leer mi mente. No era necesario que se lo digiera. El sacudió mi cuerpo para que hablara.

- Pienso... en... - La voz no me salía y al pronunciar las primeras palabras la voz se me quebraba. Hice un esfuerzo para poder terminar la frase,- Solo... no.. me... dejes...
Volví a estremecerme en los brazos de Dilan.

- No lo haré... - Fue las ultimas palabras que pude escuchar de Dilan, luego de eso no sentía nada. Solo un eterno silencio y solo veía oscuridad. No savia si estaba durmiendo, o era un sueño. Me deje llevar por mi subconsciente y dormí.