jueves, 19 de febrero de 2009

Capítulo Nº Cinco.


La Visita.


Hablaba de perfección mientras estaba a punto de besar a la perfección misma. Dilan Kurt. Sentí su aliento cerca de mi boca. Y en ese instante... Sonó mi teléfono móvil. ¡Maldito teléfono!
- Oh, valla que oportuno - Tomo su cabellera larga colocándola hacia atrás con su mano. Se separo de mi. Eso me hizo ver que debía contestar. Aunque no tenia ninguna intención de hacerlo.
- Oh, disculpame un momento.- Saque el móvil del bolsillo de mi jeans y conteste.
- ¿Diga?
- Hola mija, son tu Tía Marta. ¿Como estas?
- Tía.. Bien. ¿Que sucede?
- ¡Hay!, es que no adivinas quien los visitara en mi ausencia para cuidarlos.
- Valla al grano ¡Por Dios! - Detestaba ese tipo de sorpresas o adivinanzas. Y más en ese momento que estaba a punto de ... eh bueno eso.
- Oh Cathlen, ¡tu querida prima!
- ¿¡Queeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!? - no no, no podía ser. No. Dilan me observo con cara de asombro o asustado. - ¿Que sucede Cathlen? - Lo mire enfadada, no era necesario que preguntara eso si sabía "leer mentes".
- Cathlen, ¿Estas ahí?
- Si Tía.
- Solo comportense. Ok. - Colgué de inmediato el móvil.

No podía ser. Mi relación con mi prima Amber era atroz. Ella era el mismísimo diablo. Era manipuladora, envidiosa. Aunque yo nunca veo en que podría envidiarme a mi. Si ella tiene un trabajo estupendo y gana millones. Trabaja en un Laboratorio. No se la verdad que hace allí. Son experimentos secretos. Desde los 13 años que nos odiábamos una a la otra. Nuestros lazos terminaron luego de que un tipo se interpuso entre nosotras. Al final terminamos perdiendo las dos y sufriendo claro, por el tipo.

- Así que nos visitara tu prima Amber. - Dijo Dilan llevando su mano a la barbilla.
Puse los ojos en blanco. Estaba tan enojada. No soportaba la idea de compartir mis vacaciones con ella.
- Te ves tan graciosa enfadada.
- No es gracioso. Es horrible.
- Ok, ok. Ve a arreglarte nos iremos de caminata. Almorzaremos allá. Lo mire con cara de mil preguntas.- ¿No querrás darle la bienvenida a tu prima no?, así que sera mejor que salgamos. Mm, buena idea dije para mi. Subí de inmediato a mi habitación. Tome mi mochila azul y eche unas cuantas cosas. Mi bloqueador, una botella con agua, y trapos.
Baje las escaleras corriendo con la mochila recargada en un hombro. Vi en la sala principal a Lionel y Kendra sentados en el viejo sofá que se encontraba en la entrada de la sala. Se levantaron a penas me vieron muy tranquilos. Como si nada los apurara. Camine hacia la sala lentamente, algo no me latía bien. Y no estaba segura de querer descubrirlo. Eche un vistaso por toda la sala, intentaba buscar a Dilan, pero no se encontraba ahí.
Solo vi a una mujer de 22 años con el pelo totalmente rubio, liso que le llegaba un poco mas abajo de los hombres. Tenía una piel blanca como el papel. Y utilizaba lentes de contacto color verdes. Podía verse que era un mujer importante, pero parecía una niña a la vez. Admito que era hermosa. Podría confundirle con un ángel, pero para mi era el mismo diablo en persona. Era mi prima Amber. La persona a quien más evitaba.

- ¡Prima! Tanto tiempo sin verte. - Se acerco a mi y me abrazo.
Yo solo puse cara de asombro y desagrado. No podía ser mas grande la soniques. Se alejo de mi rápidamente y se dirigió a Lionel y Kendra.
- Gracias por su resivimiento. - Esbozo una gran sonrisa que dejaba ver sus hermosos dientes blancos. Lionel y Kendra asintieron con la cabeza.
- ¿Donde estará Dilan? - Dijo Kendra con su voz suave y baja.
- Aquí estoy - Se encontraba de pie a mi lado y con una sonrisa de oreja a oreja.
Amber se acerco a el sin mirarle. Y cuando estuvo al frente de el. Levanto la vista para mirarlo. Cuando alzo la vista, sus ojos se abrieron de par en par. Abrió la boca para saludarlo pero la voz no le salio.

- Tu eres Amber, ¿no?. Mi nombre es Dilan. Dilan Kurt -, su voz era tan angelical. Y pronunciaba su nombre tan elegante. Amber no reaccionaba, ni siquiera pestañeaba. Me entro un coraje, porque no se quitaban la mira de encima.
- Ho...Ho...la - Amber retrocedió unos cuantos pasos. En ese instante entra Thomas con un bolso en las manos.
- ¡Amber!, que gusto. ¿Que haces aquí? - Dejo el bolso en el suelo y fue a abrazarla. Los tres solíamos jugar cuando niños, eramos amigos de niñees. Pero todo había cambiado desde que peleamos con Amber. Ella le correspondió el abrazo, pero aun no hablaba.
Mire a Dilan, para ver si aun la miraba. Y lo hacía. Me preguntaba que le pasaba. Nunca lo había visto ver a alguien así. Ni siquiera a mi me miraba de ese modo. No se si eran celos lo que sentía, o era algo que ocultaban sus miradas. Todo era tan extraño. Más extraño de lo que estaba.