jueves, 26 de febrero de 2009

Capítulo Nº Nueve.

Amor Inmortal.


Lo mire esperando el momento para que empezara a contármelo todo. Pero el agacho la cabeza. Sentí que dudaba aun si contármelo o no.

- Cathlen. Contarte sería el error más grande del mundo. Pero te quiero. Y se que debo hacerlo. No puedo seguir ocultándote la verdad. Si este secreto te pertenece.- Lo mire confusa. ¿A que quería referirse cuando dijo que ese secreto me pertenecía?, - ¿Quieres saber de verdad todo lo que sucede?

Sabía que para saber la verdad debía de pagar un precio por ello. Pero no me importaba en absoluto, solo si Dilan permanecía a mi lado. Lo demás era polvo.

- Solo si tu estarás a mi lado luego de eso. - La mirada de Dilan choco con la mía y enseguida miro hacia el suelo.
- Debo decírtelo.
- Dilan, promete que estarás conmigo luego de esto. - Necesitaba obtener su palabra. El miedo de que Dilan se alejara de mi, me perturbaba. Se acerco a mí y tomo mis manos apretándolas con las suyas.
- Cathlen, estaré contigo todo lo que pueda para protegerte, pero no puedo prometerte nada. Daría mi vida a cambio de estar a tu lado. Pero no puede ser. - Sus ojos mostraban una gran tristeza. Sentí que mi corazón lloraba en silencio.
- Dilan yo... - Puso su calido dedo en sobre mis labios haciéndome callar.

- Lionel y yo trabajamos en el mismo laboratorio que tu prima Amber. Somos lo más cercano a ratones de laboratorios. Lo que hacemos ahí es confidencial. Trabajamos para el FBI. Creando sustancias para obtener una larga vida. Pero la codiciada de tu prima, pudo crear una sustancia que hizo que yo y Lionel obtuviéramos algunos atributos sobre-humanos, de los cuales tu ya estas enterada claro.
- ¿Amber tiene algún poder sobre natural? - Mi voz se quebró a penas nombre el nombre de mi prima.
- No. Cuando descubrí como utilizar mi poder. Pude leerle el pensamiento a tu prima. Y pude verte a ti en su pensamiento. - Dilan frunció el seño y continuo -, ella busca venganza. Su envidia hacia ti es tan fuerte que pasa lo sobre-humano, por lo que dude que si tuviera algún poder o no, pero no pude descifrarlo dentro de sus pensamientos. Cuando ella se dio cuenta de lo que yo intentaba hacer, idealizo un mecanismo de auto defensa. Lo que le hace inmune a mi poder Telepático y también al de Lionel. Estuvimos en pruebas mucho tiempo, hasta que Amber nos pidió un favor. Claro le debíamos mucho, ella arriesgaba su empleo, ya que si hubiera sido por ella nos hubiera entregado a otro científicos para estudiarnos o cosas por el estilo. Algo que nos negábamos rotundamente con Lionel, así que nos mantuvo escondidos en aquel laboratorio. A cambio de ese gesto nos pidió que viniéramos aquí. Para… - Su voz tembló y soltó mis manos. – Su idea era cumplir su cometido de venganza Cathlen. Estaba totalmente en desacuerdo con ella. Pero no podía hacer nada para detenerla. Así que decidí venir, e intentar hacer todo lo posible para que Amber no cumpliera con ello. Pero las cosas no salieron como lo esperaba, tu te enteraste de mi poder, y Amber ya esta al tanto de mi postura. Claramente.
- Y Lionel, ¿el que piensa de todo esto?.


- No. El adora a Amber, por el se tiraría de un acantilado si ella se lo pidiera.- Nos quedamos en silencia un buen rato. ¿Como podía ser que el odio de mi prima fueran tan Sobre-Humano?
- ¿Y que puedo hacer, para terminar con todo esto? – La solo idea de la respuesta hacia que un escalofrío me invadiera por el cuerpo. Nunca le había temido a mi prima. Pero temía a su poder. El poder que tenía sobre Dilan.
- Tranquila Cathlen, no te preocupes de mí. Y yo me encargare de todo. No dejare que nada te pase. Lo prometo.
- Ella debe de estar escuchando ahora – El asintió con la cabeza. Mire hacia la puerta, y no podía oírse ni un solo ruido. Dilan tomo una hoja de papel y busco un lápiz en el cajón del armario, lo observe sin ni siquiera moverme. Luego me lo entrego.

Te vendré a buscar a la madrugada. Ten tus cosas listas. Nos largaremos a donde no te pueda encontrar. Y pensaremos en como detenerla. No tengas miedo. Yo estoy contigo. Te quiero.”

Mire a Dilan con cariño, y me lancé a abrazarlo mientras chillaba como una niña. No podía ver nada solo oscuridad, las lágrimas me nublaban la visión. Dilan correspondió mi abrazo y me acaricio el pelo. En ese momento me sentí feliz, aunque sabía que no era el momento adecuado para estarlo. Pero si Dilan estaba a mi lado protegiéndome, todo era diferente. Ya no le temía a nada. El me daba las fuerzas de encarar hasta el problema más grande que pueda cruzarse por mi vida. Sin sentir ningún temor.

- Gracias por esto Dilan. En verdad, - Dilan acaricio mi mejilla con la palma de su mano mientras sonreía, esa sonrisa tan calida que me encantaba.
- Eres como un rayito de sol en la penumbra. Mi rayito de sol.
Lo mire con extrañeza.
- ¿Un rayito de sol?
- Si. Eres ese calor que se asoma porfiadamente entre las nubes. Iluminando lo que no se debe iluminar y calentando lo que no se debe calentar.
Me sonroje mientras decía esas palabras.
- Ah pues. Entonces… ¿tú eres aquello que no se debe iluminar?
- No. Soy aquello que no se deja iluminar. O lo que no se dejaba iluminar. - La expresion de Dilan era de confucion y luego de ellos enarco una ceja.
Lo mire sorprendida. Separe mis labios mientras pensaba en que responder. Pero el hablo antes que pudiera pronunciar algo.
- Pero cuando apareció ese rayito de sol en la penumbra, todo cambio. Ya no era penumbra. Fue como una explosión de radioactividad atómica para mí.
Mi cara era inexpresiva. Tenía la boca abierta por el asombro. No sabía si sonreír o si… La verdad es que no sabía que hacer. La felicidad y ese enorme aprecio que sentía por Dilan y que crecía cada segundo que pasaba a su lado ya no cabía en mi pecho. El corazón latía a punto de explotar. Y una adrenalina recorrió todo mi cuerpo dejándome intranquila. No entendía lo que sucedía. Dilan se acerco más a mí dirigiéndose a mis labios mientras acariciaba mi barbilla. Unos hormigueos me inundaron la zona del estomago eran las llamadas mariposas, esas que uno sentía cuando estaba enamorada. Pero esto era algo más no era un simple enamoramiento de adolescente. Lo podía ver bien claro. En el momento que Dilan rozó sus calidos y suaves labios con los míos, pude entender que lo que sentía por el era mucho más que amor. Algo que nunca había sentido o experimentado cualquier ser humano al cual yo conociera. No sabría como describirlo, era un sentimiento que no existía en ningún vocabulario. Ni menos en ningún diccionario.

- Amor inmortal. – Dije mientras besaba a Dilan.
- ¿Qué?-, corrió su rostro, y se quedo mirándome a pocos centímetros del mió.
- Te has convertido en mi amor inmortal. – Dilan soltó una risita por lo bajo. Y luego se puso serio de nuevo.
- Disculpa, me has agarrado con la guardia baja. Es complicado leerte el pensamiento mientras te beso ¡eh!
Le volví a abrazar con desenfreno.
- Sería mejor que durmieras.- Se levanto de la cama.
- Quédate conmigo.
- Nada me gustaría más. Pero debo hablar con Amber y Lionel.
- Claro, ¿y que pasara con Thomas y Kendra?
- No te preocupes por ellos. Yo me encargo. Ahora duerme.
Asentí con la cabeza y me metí a la cama, debajo de las colchas. Dilan se volvió para darme un beso en la frente.
- Buenas noches mi rayito de sol.- Su voz era dulce. Los ojos ya me estaban jugando en contra, me di la vuelta y apoye la cabeza sobre la almohada.
- Buenas noches mi penumbra terca…

Sentí su risa a lo lejos. Y luego el sonido de la puerta al cerrarse.
Comencé a preguntarme entre sueños lo que sucedería mañana. Tendría que hacer mis maletas rápidamente y haciendo el menos ruido posible. ¿Y que le diría a mi madre? Si le decía la verdad podría matarla de un infarto, y luego de reponerse, si salía viva de ello, llamaría al FBI de seguro. No, no podía contárselo. ¿Y a donde iríamos? Bueno eso no me preocupaba demasiado si Dilan se encontraba a mi lado. El sueño se hacía mas fuertes y mis débiles preocupaciones desaparecieron. Me entregue a los brazos de Morfeo.