domingo, 19 de abril de 2009

Capítulo Nº Treinta y dos.

Delimitación.


Alce la vista para mirar el rostro del anciano. Estaba mirando un punto fijo, su respiración era tan acompasada muy diferente a la mía que estaba agitada al punto de explotar.


- ¿Por qué me dice usted todo esto?,- dije soltándome de sus calidos brazos y colocándome a su lado.

- Necesito que le hagas un favor a este pobre viejo.

Asentí sin pensar lo que tendría que enfrentar.

- Mi muchacho, Dilan. Me hablo bastante de ti. Cuando aun no te conocía. Bueno te conocía solo en la mente de Amber.- al pronunciar el nombre de mi prima su rostro se transformo en ira. Pero luego se suavizó,- Pude ver en la forma en que necesitaba protegerte de que estaba enamorado de ti.

Lo mire sorprendida, pero sin decir nada. No quería interrumpirlo.


- Jaja, es gracioso e increíble. Yo no comprendía como se enamoro de esa forma sin aun conocerte en verdad. Pero mi muchacho es inteligente. Claro que lo es. Y se enamoro de la persona correcta esta vez.


No entendía ni coño lo que estaba hablando, pero por un lado me sentía emocionada. Su relato parecía una historia sacada de un cuento de hadas o algo por el estilo.


-Bueno Cathlen el punto es que… sabíamos que esto sucedería. Y tengo que decirte que ahora Dilan esta en tus manos. Su vida depende de ti.

Me levante de un salto.


¿Acaso eso quería decir que Dilan estaba con vida?, que lo que el anciano me había dicho era verdad. Sentí como el corazón se me salía por la boca. Ya no podía respirar e intente hablar lo más claro posible. Pero me resulto imposible.



- Dígame que tengo que hacer… señor yo haría todo… daría mi vida por Dilan.

- Tranquila, calma.- El anciano hizo una señal para que me sentara. Le obedecí y espere a que hablara.- Lo que debes hacer es algo muy irónico Cathlen.

- Sabré entenderlo Señor Lauper. Ya le dije que yo haría todo por...- me silencio asintiendo y poniendo mala cara al nombrarlo señor..

- Debes matar a Amber, pero no de la forma en que te imaginas.

Lo mire perpleja. ¿A que se quería refería?

- Debes quitarle lo que más ama.


¡Ja!, como si ella supiera lo que es amor. Aun así desconocía que era lo que más amaba.


- Esa es una persona igual que todos Cathlen, solo que es más poderosa. Si la matas, es decir si dejas que su corazón deje de latir te echaras encima mil demonios más. Ella no esta sola.



¡Puaj! El plan de asesinarla se había acabado.



- … ¿Y entonces… que debo hacer?

- Debes secuestrar y matar lo que ella más ama en el mundo.

- ¿Que es eso que ama más que nada Amber?,- pues nada se me venia a la cabeza cuando pensaba en ello. Aun seguía creyendo que Amber no podría amar a nadie más que a ella.- Debes matar a Jeremy Evans.



Sentí como mi corazón dejo de latir y una presión sobre mi pecho que no me dejaba respirar. No. Era imposible. No podía ser que Amber estuviera enamorada de Jeremy y era imposible que yo pudiera matarlo. ¿Por qué el?, ¿Por qué precisamente el? No era cierto. ¿Es que la vida ya no me había golpeado lo suficiente para continuar su matanza?

El anciano acaricio mi hombro.


- Lo se muchacha, se que es difícil. Pero debes elegir.

- ¡No!, como me dice usted eso. No puedo elegir. No puedo. No me pida elegir la muerte de un de los dos.

- La vida de Amber gira sobre ese muchacho, es inexplicable la forma. La verdad es que todo lo que Amber siente es incomparable.



De pronto entendí todo. Claro todo calzaba. El rompecabezas a todo esto estaba casi completo. Dilan lo sabía. Dilan sabía todo.



- Dilan… sabía esto. ¿Verdad?

El anciano asintió sin reproche.

- Por eso decidió acudir a el. Sabiendo que Jeremy te protegería. Amber no puede hacerte daño mientras Jeremy este a tu lado. Y más sabiendo a un que el te ama.

- Pero es ilógico. ¿Jeremy lo sabe?....

- No. No pienses mal de mi muchacho. El no quería que las cosas fueran así. El no quería que tú estuvieras en esta situación de elegir.

- Lo se,- dije aun sin entender varios puntos. Me preguntaba porque Dilan me escondió la verdad.- Pero… aun así. No puedo matar a Jeremy. El es como mi familia.



- Todos sabemos eso linda. Pero… debes elegir de todas formas. Ahora vete que esta por llegar el muchacho este, Jeremy. Estaré vigilando sigilosamente, siempre de lado de mi muchacho. Espero que logres salvarlo a tiempo.

- Claro. Gracias Señor Lauper. Ahora veo que usted es bueno y quiere a Dilan.

- Así es muchacha. Así es. Ahora vete y finge no conocerme. Ve.



Asentí y me levante del piso. Baje la angosta escalera y me dirigí a la habitación donde me esperaba aquel desayuno. El sol ya estaba saliendo iluminando la piensa. Me senté en la cama mirando la bandeja con los huevos revueltos. ¿Y ahora que haría? No, yo no podría matar a Jeremy. Pero tampoco podía permitir que algo le pasara a Dilan. Tenía que haber alguna forma de hacer las cosas sin lastimar a uno de los dos. Pero primero debía verificar si en efectivo Dilan estaba vivo. La idea me volvía el regular pálpito de mi corazón. Me tire sobre la cama. Estaba irritada e entristecida. Cerré los ojos al punto de que me dolieran los parpados y comencé a soñar despierta. Soñé que camina por un frío túnel que por lo visto no tenia salida. El lugar era húmedo y me estaba congelando, mis ropas estaban empapadas y comenzaba a entrar al trance de hipotermia. Mire hacia un lado y pude ver a lo lejos algo brillante, de la forma de una estrella que me llamaba a gritos. Camine más rápido hacia aquella luz, deseaba salir con toda desesperación. Había permanecido mucho tiempo en aquel túnel. Pero algo me detuvo. Di la vuelta para observar aquello. Era una leve llamita del suelo, que me hablaba y me ofrecía calor. Mire confusa hacia la supuesta salía que seguí llamándome. Tenía que decidir. O quedarme aquel lugar frío con la llama de calor y seguir a la luz que pretendía iluminar mi camino. Abrí los ojos de sopetón. Como pude permitirme llegar a ese extremo del sueño. Un ruido me separo de mi auto enojó y mire hacia la ventana. En el primer piso se encontraba el descapotable, y bajándose de el a la persona que debía secuestrar. Jeremy Evans.