domingo, 17 de mayo de 2009

Capítulo Nº Cuarenta y tres.

La sorpresa.

Observe como Dilan se subía a su nuevo coche y se perdió en la bajada del cerro, en donde vivía con mis padres. Pegue un largo suspiro y di media vuelta para meterme a la casa. Ahí me esperaba ansiosa mi madre, le sonreí y ella pego unos saltos como niña. Nos dimos un fuerte abrazo y entramos a la casa.

- Todo salio bien hija... ¿Ves?- asentí confusa, ¿Que podría salir mal? Me pregunte sin respuestas aun. Para mí ya no había problemas que no pudiera enfrentar si Dilan permanecía a mi lado, todo era color de rosa.

Me dispuse a subir las escaleras a mi cuarto, tome vuelo y me agarre fuerte de la baranda, pero mi padre me detuvo.

- ¡Cariño!,- En seguida recordé aquella conversación de la que no pude captar. Me gire y baje los tres peldaños que había alcanzado a subir.

- Si papá...- camine hacia el sofá donde se encontraba y me senté a su lado.

- Espero que seas feliz hija, y Dilan se ve un buen muchacho.- me encogí de hombros avergonzada. Esas conversaciones nunca las había tenido con mi padre.

- Lo soy papá. Gracias.

Mi padre asintió con la cabeza y tomo nuevamente su libro. Me levante para completar mi camino hacía mi habitación.

- ¡Ah Hija!, se me olvidaba.- Me gire perturbada...- Puedes ir mañana con tu novio a ese pueblo.

Abrí los ojos de par en par.

- ¿Un pueblo?...- dije algo conmocionada, que quería mostrarme Dilan... en un pueblo.

- Si,- dijo mi padre. Su animo estaba en alto, se sentía contento.- No puedo decirte nada, es una sorpresa.- dijo sonriendo, le agradaba guardar secretos, pero más le fascinaba hacer publico de que los sabia, para luego no decir ni una palabra.

- Bien,- dije resignada, sabía que mi padre no hablaría.

- Vendrá por ti en la tarde.

- Vale,- dije y subí las escaleras echa una bala.

Estaba cansada y necesitaba pensar. A penas me acomode en la cama mis ojos se cerraron y entre en el profundo sueño. Que ni tiempo me dio en pensar.

Desperté a las 11:30 de la mañana, mi despertador no había funcionado. Me levante agitada y corría de un lado hacia otro, buscando mi blusa preferida. Baje las escaleras y encontré a mi madre en la cocina.

- Buenos días Cathlen.

- Buenos días mamá...- tome un baso de leche y pegue unos buenos sorbos rápidos hasta tomármela toda,- eh mamá, ¿no has visto mi blusa café?

- Oh, si cariño. Esta colgada en el patio, ya debe de estar seca.

Me dispuse a salir al patio trasero por el ventanal de vidrio. Me quede helada en el ventanal, un viento otoñero me despeino el cabello llevándolo a mi rostro. Un escalofrío me invadió por todo el cuerpo, aquello me traía recuerdos... muy malos recuerdos. Procure tomar mi blusa que estaba colgada y me entre rápidamente. Subí las escaleras y termine de arreglarme, me pegué una ducha con agua hirviendo que me dejo la piel roja. Ya eran las cinco para las doce y Dilan llegaría en cualquier momento. Me coloque mis chapulinas y baje las escaleras, mientras descendía una bocina sonaba estrepitosamente en la entrada de mi casa. Supuse que era mi novio. Me despedí de mi madre y salí de la casa. Una oleada de aire pasó sobre mi cuerpo y rostro, intente respirar para tranquilizarme, aquello no tiraba buena pinta. Pero me convencí por el hecho de que estaría con Dilan.

Me subí al coche y Dilan me beso tiernamente en los labios.

- Buenos días...- dijo aun con los ojos cerrados.

Yo procure no cerrarlos, me era incomodo escuchar sus latidos del corazón, que latían siempre a mil por horas cuando se acercaba a mi, y me hacia sonrojarme.

- Buenos días,- dije mientras enredaba mis dedos en su melena dorada.

Me coloque el cinturón y descendimos por el cerro.

Cuando habíamos salido de la zona de la cuidad, hice la pregunta que me había carcomido la cabeza desde que había salido de mi casa. ¿A donde vamos?, Dilan me lanzo una mirada y sonrió, luego de eso no dijo nada más. Pegue unos cuantos suspiros, no me agradaban las sorpresas grandes. Luego de media hora Dilan hablo, mi mente estaba en aquel cielo gris cubierto de nueves horrendas, no era un día muy agradable para mí.

- Cathlen,- susurro. Lo escuche, pero me quede pegada mirando aquel cielo.- Cathlen,- volvió a decir para captar mi atención. Estaba tan pegada al cielo que me sentía incapaz de sacar la mirada de el, era como si una parte quisiera girar la cabeza hacia Dilan pero esta se quedara pegada. Me obligue a cerrar los ojos para despegarme de aquellas nubes asechantes. Y escuche el corazón de Dilan y su preocupante rostro. Me voltee rápidamente avergonzada.

- Lo siento...- dije mientras agachaba la cabeza. Dilan la levanto delicadamente colocando su mano en mi barbilla y negó con la cabeza.

- No te preocupes,- susurro con ternura y luego se volvió hacia el otro lado del parabrisas. El Jeep se encontraba detenido en algún lugar del desierto donde estábamos, solo habían árboles por todas partes.- Solo quiero decirte que no te alarmes ¿Si?

- Ah... ¿De que hablas?,- pregunté algo confusa.

- ¿Confías en mi?

Respondí sin ni siquiera plantearme la pregunta.

- Si.

- Bien.- dijo abriendo su puerta y descendiendo del Jeep.

Lo mire mientras daba la vuelta hacia mi lado. Valla, había sido lenta. Dilan se dirigía a abrirme la puerta, intente adelantarme para ahorrarme la vergüenza y me quite el cinturón precipitadamente y abrí la puerta. Pero Dilan ya se encontraba de pie a mi lado con su mano estirada hacia mí. Estire mi mano y me tomo en brazos y me poso en el suelo. Le abrase mientras lo hacia y le sonreí.

Mire hacia alrededor, me preguntaba cual era la sorpresa. A lo lejos pude ver venir un vehiculo a gran velocidad. Se detuvo unos cuantos metros de nosotros. Mire a Dilan extrañada, este me sonrió y asintió con la cabeza. Bien, debía confiar en el, confiaba en el. Pero había algo en mí que decía que huyera, que saliera corriendo llevándome a Dilan conmigo. Mi corazón pálpito con fuerza mientras observaba a un muchacho descender de aquel vehiculo.

- ¡Oh no!,- gemí cuando al fin pude captar al personaje que camina hacia nosotros con un paso despreocupado. Dilan tomo mi mano con fuerza y me profirió una mirada preocupada.- ¡Debemos irnos!,- gritaba yo aterrada,- ¡Debemos salir de aquí!

- No, no Cathlen, todo esta bien,- decía mi novio mientras tomaba mi rostro ido en sus manos,- ¡Tranquila!, todo estará bien.

- ¡No! ¡No!,- gritaba desesperada sin saber que hacer.

El muchacho se acerco más a nosotros y levanto los brazos en son de paz.

- ¡Acabara con nosotros!, ¡Lo hará Dilan!,- en medio de tanto espanto mi cuerpo se debilito y perdí las fuerzas para mantenerme en pie,- ¡Dilan! ¡Dilan!,- gritaba en la oscuridad, mis ojos se habían cerrado y solo oía mi histérica voz.- ¡Te borrara de mí! ¡Lo hará! ¡Por siempre!,- la oscuridad fue total junto con un silencio sepulcral al cual olvide por completo…