viernes, 20 de febrero de 2009

Capítulos Nº Seis

Defectuosos Actos.


Yo no le quitaba la vista de encima a Dilan. Pero no había caso. El no despegaba sus ojos de Amber. Tenía una sonrisa en el rostro, pero no llegaba esa "alegría" a sus ojos, que estaban atentos a cada movimiento de Amber. Me gire para observar a mi prima. Note que le decía algo en voz baja a Thomas. Y este le sonreía asintiendo con la cabeza. Kendra se percato de la extraña situación de la mirada de Dilan, y se sintió incomoda por ello. Me observo con los ojos bien abiertos. No pude soportar más, estaba enrabiada. Salí de habitación casi corriendo. Me dirigí a la entrada de la casa y salí al gran patio. Donde hace ya casi un día, casi me arrollaban una manda de caballos. Camine hacia unos árboles y vi que algo se movía. Pegué un gran salto al percatarme de que era un caballo. Pero me quede quieta cuando lo pude ver completo. Era aquel caballo que me había llamado la atención, la primera vez que llegue a este campo en el descapotable negro de Dilan. Me cerque con sumo cuidado a el, su cabellera se veía tan reluciente que parecía ceda. Alze mi mano para acariciarle. Estaba tranquilo y dispuesto a dejarse acariciar. Su cabello era suave, como el algodón y tan blanco como la nieve.

- ¿Te gustas los caballos?
- Oh. Lionel, me asustaste.
- Lo siento - Sonrío. Asentí con la cabeza sin dejar de acariciar al hermoso animal.
- Solo este - Lo mire con cara de niña pequeña.
- ¿Perdón?
- Digo que solo me gusta este caballo. Es tan hermoso y suave. - Mi voz sonaba con un tono bajo.
- Ha, ¿Te gustaría montarlo?
Abrí los ojos de par en par. Yo arriba de un caballo era un desastre.
- Eh, no yo ... no ... - No pude completar la frase, Lionel se me adelanto.
- Vamos, monta. Te ayudare. - Junto sus dos manos, para hacerme piecito e hizo un gesto con la cabeza para que aceptara. No me atreví a negarme, ese caballo era tan hermoso y si Lionel estaba conmigo, no abría problemas. Coloque mi pie entre sus manos, tome impulso y me subí.
- Sujetaté de su cabello. Pero no lo tires con fuerza.
- Ok. - Pude ver la sonrisa de Lionel, era agradable estar con el. Sentía que podía confiar en el. Era un chico alto, y su cabello era risado color castaño. Sus ojos era como una linea y sus pestañas eran cortas. Que suerte tenía Kendra al tener un novio como el. Era fuerte. Y siempre podría protegerla. Me sentí sola en ese momento. Contaba con la compañía de Lionel claro. Pero me sentía vacía.
Di vueltas por los árboles, perdí de vista por un momento a Lionel, e intente regresar al lugar en donde lo había dejado. Pero no se encontraba allí. Intente buscarlo por todo el terreno cercano pero no lo podía encontrar. El pánico se apodero de mi, las manos me sudaban. Un viento frío empezó a correr, era el mismo viento que me acompaño la noche pasada en plena oscuridad. Necesitaba ayuda. Quería bajarme de ese caballo y no podía. La distancia del caballo al suelo era relativamente mucha. Y si me lanzaba, las probabilidades de no partirme la cabeza eran pocas. No sabía donde estaba Lionel, como pudo dejarme sola ahí. O era muy confiado y pensaba que podría bajarme sola o yo era muy torpe para hacerlo sin ayuda.
Ya ni me movía, temía que el caballo enloqueciera como en las películas conmigo arriba. Pegué un grito de auxilio. Mala decisión, el caballo se asusto y echo a correr por entre los árboles. Tire de su cabello para intentar pararlo, pero eso causo el efecto contrario. Cerré los ojos con fuerza. El viento me hacia daño y no podía ver nada, solo me caían lágrimas.

- ¡Cathlen, sujetate fuerte! - Era la dulce voz de Dilan, que venía a detener al caballo. No tuve el valor de abrir los ojos. Pero me aferre al largo cuello del animal. Sentí como el aire dejo de enredarme el cabello y se detuvo bruscamente. Caí al suelo golpeándome contra un árbol la cabeza. Seguía con los ojos cerrados y una fuerte punzada me invadió por encima de la frente. Sentí los calientes brazos de Dilan que me tomo de la cintura y me apretó contra su pecho. Pude oír los latidos de su corazón, estaban agitados.
- ¿Te encuentras bien? - Su voz tenía un tono de preocupación. Abrí un ojo para poder observarle el rostro. Separe mis labios para intentar responderle. Pero no pude articular palabra.
- Tranquila, Ya lo se. - Apreté los ojos con fuerza y creo haberme quedado dormida. Porque cuando los abrí estaba recostada en la habitación de la casa blanca. Recostada en mi cama y tapada con una colcha.