sábado, 28 de marzo de 2009

Capítulo Nº Veintiuno.

Desenfreno de Frenesís.

Claro, no podía contradecir al señor lee mentes. Pero... ¿acaso era posible de que Jeremy estuviera aquí por mi y no por Dilan?...Mm. que confuso, no me encajaba. Deje de pensar en ello pues estaba poniendo de los nervios a Dilan. Que cada un minuto me preguntaba que era en lo que pensaba.

- Nada, solo boberías - Mentía para tranquilizarlo.

- Esto de no poder leerte el pensamiento es una tortura.- Dilan se movía de un lado a otro.

- Bienvenido a mi mundo,- dije en son de broma.

- No es gracioso Cathlen.

Suspire. Su humor había decaído considerablemente ante su facultad de leer mentes.

- Dilan...

- Si.

- ¿Donde estuviste ese día...cuando me dejaste solo en aquella cueva?

Se encogió de hombros.

- ¿Te has enfadado?-. La verdad es que si estaba un poco molesta. Lo había extrañado, aparte el no saber donde estaba o si estaba bien me estaba matando.- Lo siento.- susurro.

- ¿Pero.. Donde fuiste?

- Fui a ver a Amber.

Se me pusieron los pelos de punta.

- ¡Porque has hecho eso!, ¡Pudo haberte hecho daño!

- Tranquila Cathlen. Tenía que dejar algunas cosas en claro. No estoy dispuesto a perderte por sus caprichos. Y fui para... para hacer un trato.- Dilan se encogió de hombros, pues sabía que se avecinaba un regaño peor. Pero no dije nada, para que continuara con su absurda historia.- Si ella te dejaba en paz... yo me entregaría.

Sentí como la sangre se me venía toda a la cabeza de una. Me entraron unas ganas de golpear a Dilan hasta el cansancio.

- ¡¡Como se te ocurre!!

- Calma, calma.

- ¡¡No, es que eres... uhhhfffs!!

Tomo de mis manos y acerco su rostro al mío. Sentí su aliento cerca de mí, intentando quitarme el aire. Me fui calmando de apoco. Debía de controlarme. Debido a que no conocía del todo mí poder. Y era peligroso exponer a Dilan a el.

- Cathlen debes estar tranquila. Nada malo me pasara. Y no me alejare de tu lado. Menos ahora que esta Jeremy.- Lo mire confusa, que tenía que ver Jeremy en este asunto.- Cuando llegue a la casa de la Tía Marta encontré solo a Kendra. Estaba triste, Lionel se había alejado de ella. Es obvio, si esta con Amber. Asi que la llevé a su casa. Cuando venía de vuelta, me encontré con Jeremy. El no me reconoció. Y yo supe quien era porque vi tu rostro en su mente. Y también lo que pretendía.

Abrí los ojos sin poder decir ni una palabra.

- Cathlen. Se que quieres ayudar. Pero por ahora debes estar al margen. Debes aprender a controlar tu poder y conocerlo a fondo.

Asentí con la cabeza.

- Pero Dilan, Jeremy también esta en peligro de esa bruja.

- Olvídate de Jeremy, el estará bien. Esta respaldado por los del FBI.

Le puse mala cara, ese cuento no me lo tragaba mucho.

- Anda vamos. Tenemos que marcharnos antes de que ese agente de mala muerte aparezca por aquí.

- Dilan...el no te ha hecho nada malo.

- ¡Te parece poco!

- Eso es por lo que Amber le dijo, nada más. El solo me quiere a salvo.

- No Cathlen. El no solo te quiere a salvo. El te quiere a su lado y bien lejos del mío.

- Dilan. Tú sabes que yo te quiero a ti. Y a nadie más.

- ¿Me lo prometes?,- era extraño ver a Dilan dudar de algo tan obvio. Pero quise darle en el gusto y se lo prometí por todo una vida. Sonrío y se lanzo a mis brazos como un niño. Nos besamos como nunca antes. Con pasión y ternura a la vez. Como amaba a ese hombre. El era toda mi vida. Luego de unos minutos de locura y desenfreno Dilan intento liberarse de mis rígidos brazos que le rodeaban por el cuello.

- Debemos irnos,- especulo. Mientras nos seguíamos besando. No conteste a su susurro y me aferre con más fuerza sobre su cuello.- Cathlen...-, volvió a decir.

- Calla Dilan...- La voz apenas me salía, pero no quería alejarme de aquel hermoso ángel. No quería que se liberara de mis brazos. Lo deseaba con todo el ser de mi existencia. De pronto Dilan dejo de luchar contra mis brazos y se quedo quieto.

- ¿Sucede algo?,- dije preocupada. Temí que se disgustara por mi insistencia a tenerlo a mi lado. El soltó una risa por lo bajo y luego suspiro al ver que yo no entendía el mensaje de su rigidez.

- Has utilizado tu poder para no moverme de tu lado...- Dijo con tono gracioso.

- ¡OH!-, claro, no había medido mis pensamientos y el deseo de que Dilan no se fuera de mis brazos estaba en un alocado desenfreno.- Lo siento,- Dije sacando mis brazos de alrededor de su cuello y agachando la cabeza un poco avergonzada.

- No te sientas mal. Por mi, estaría toda una eternidad en tus brazos.

Lo mire conmovida y sonriente. Pero el sentimiento de culpa seguía ahí asechándome. Eso de poder controlar a la gente no me estaba gustando para nada. Si Dilan alguna vez me dejara, yo no podría resistirlo y sería capaz de amarrarlo a mí sin escrúpulos. ¡Pero que era lo que estaba pensado! ¡No! Como tan egoísta. Debería dejarlo ir, dejarlo para que sea feliz, aunque mi vida ya no tuviera sentido. Aunque quedara vacía por completo.

Dilan noto que me había puesto un poco tensa. Se acerco a mí y presiono delicadamente sus labios contra los míos.

- Te quiero,- dijo mientras me tomaba por la cintura. La cabeza comenzó a darme vueltas. El aliento de Dilan era como una bomba de gas. Pero el gas más dulce que se pueda inspirar.

Salimos de aquella casa. La casa era en verdad grande. Intente dejar de pensar en que ese podría llegar a ser mi hogar. Me alegre de que Dilan ya no pudiera leerme el pensamiento. Me monte al hermoso descapotable negro. Ya estaba de noche. Y las estrellas brillaban. Una brisa fría nos mecía. Mientras el auto se deslizaba a una moderada velocidad por la carretera me preguntaba como podría llegar a controlar mi poder. Por que... debía de haber una forma ¿no? Dilan tomo mi mano al ver que me tensaba en el asiento. Mire por el espejo retrovisor y

vi un perro de color café persiguiéndonos. Iba un poco rápido y no tenía indicios de parar.

- Wow, Dilan. Ese perro si que es veloz...- Dije con sorpresa.

- ¡Ah!,- rió estrepitosamente.

Observe a Dilan unos instantes. De un momento a otro su sonrisa desapareció y se puso serio. Me soltó de la mano para colocarla sobre el volante y acelero.

- ¿Que sucede?,- Dije un poco asustada por la velocidad en que íbamos.

- El perro,- Dijo frunciendo el seño.

Me gire para observar a aquel perro de pelaje café. Seguía tras nosotros a una gran velocidad. Era sorprendente. No sabía que podían correr a tal velocidad, casi se comparaba con el BMW. Volví la mirada para verle el rostro a Dilan, que aferraba con más fuerza el volante. Mientras que el velocímetro seguía subiendo cada vez más.

- ¡Dilan nos estrellaremos!

Dilan no saco la mirada de la carretera ni bajo la velocidad. Solo pude escuchar un ¡Grr! de su parte mientras apretaba los dientes y se aferraba al manubrio.

- ¡Maldito agente de mala muerte!,- Gruño furioso.

- ¿Que?, ¡¿Dime que sucede? ¿Jeremy?

- Nos persigue...

viernes, 27 de marzo de 2009

Capítulo Nº Veinte.

Mesura.



Desperté recostada en una suave cama. Me levante bruscamente. Aquella habitación no la conocía. Dilan estaba a los pies de la cama, por encima de la colcha. Dormía plácidamente. Como un niño, un niño inocente. Salí de la cama silenciosamente para no despertarle. Lanze una mirada hacia la ventana. El sol ya se estaba ocultando. ¿Es que acaso había dormido todo un día?. Y Jeremy, ¿donde se encontraba?, ¿que había sucedido en verdad en ese lugar?. Oh mi poder, claro. Eso era. ¿Controlaba a las personas?. Me entro unos escalofríos. Valla. Me puse de rodillas al suelo para acariciar el rostro de mi ángel protector. Cargue mis brazos por el borde de la cama, mientras jugueteaba con un mechón de pelo de Dilan. Era abrumador verlo siempre tenso y preocupado. Pero mientras dormía todo era distinto. Podía ver en verdad como era Dilan, Mi Dilan. Comencé a observar la habitación donde me encontraba. Las paredes estaban cubiertas con papel de un color cálido. Era pequeña pero acogedora. Mi móvil comenzó a sonar estrepitosamente. Me levante de un salto del suelo para sacar el teléfono de mi bolsillo. No quería que Dilan despertara. Salí de la pequeña habitación, me encontré con un largo pasillo, lo ignore y me cargue en la muralla mientras cerraba silenciosamente la puerta. Conteste la llamada enseguida.

- ¿Diga?
- Oh hija... ¿Estas bien?
- ¡Madre!...oh si estoy perfecto.
- ¿Donde estas hija...?, Thomas me dijo que te venias.
- Oh si... bueno la verdad es que hum... -. Y ahora que le decía a mi madre. La verdad era que no tenía idea de donde me encontraba, pero no podía decirle eso. Y menos todo lo que en verdad ocurría. - Tuve problemas con Amber mamá.
- Oh ya veo... la famosa Amber. Tan envidiosa y ambiciosas como siempre ¿no?
- Supongo...-, me encogí de hombros.
- Valla, pero donde te encuentras...
- Mamá, estoy con un amigo. Y ase poco me encontré con Jeremy -, Le metí a Jeremy en el asunto por que mi madre adoraba a Jeremy, bueno de hecho lo seguía haciendo.
- ¡Jeremy!, ¿...ha y como esta ese chico?, tan guapo que era.- Río.
- Mamá... Esta bien. Y bueno pretendo volver pronto, no te preocupes. Solo estoy disfrutando mis vacaciones.
- Vale, Vale. Solo cuidate si. Acá te extrañamos por montones.
- Oh yo igual. Los quiero.
- ¿Y dime quien ese ese chico, Dilan?
- Uhm,- volví a enconjerme de hombros.- es un buen chico mamá.
- Ajá, ¿sales con el?
- Si...
- Bien, espero conocerlo. Te hacia bien un chico. Hace mucho que estas sola.
- Mamá, dejalo ya.
- Vale.. solo cuidate. Te adoro.
- Ok. Adiós.

Valla, todo había salido mejor de lo que creía. Con mi madre todas las cosas eran fáciles. Por eso me llevaba genial con ella. Entre a la habitación. Dilan se levanto mirándome sorprendido.
- Lo siento. Me eh dormido.
- No te preocupes.- Dije. Me senté sobre la cama a su lado. El tomo mis manos delicadamente.
- Buenos días-, dijo besandome la mejilla.
- Buenos días.- en verdad Dilan me volvía loca.
- ¿Estás bien?, digo ¿Te sientes bien?-, la voz de Dilan era mera de preocupación.
Me extraño de que me formulara esa pregunta. El debería saberlo. Acaso no leía mentes. Lo mire extrañada sin responder.
- De hecho Cathlen. Ya no puedo leerte el pensamiento.- Abrí los ojos de par en par y sentí como la sangre huyó de mi rostro. No pude decir nada coherente. Lo único que pronunciaba en ppp, y qqq. Dilan me silencio con su dedo poniéndolo suavemente en mis labios mientras hablaba.- La ciencia es inexplicable a veces. Me di cuenta que no podía leerte el pensamiento esa noche en la cueva. Mientras te ibas en el sueño se te iban los pensamientos con ellos para mi. Dejandome en una profunda confusión.- Al fin pude articular palabra.
- ...y a los demás... digo, ¿puedes?
Asintió con la cabeza.
- Por lo menos a Jeremy si.- Se sonrió como si recordara algo.
- Dilan, ¿que fue lo que ocurrió?, ¿Acaso ese es mi poder?
- Si. Controlas las acciones de la gente. No se con exactitud, pero tengo una teoría. Y creo que también puedes manipular los objetos con la mente.
Mi cara debía de ser de horror, por como Dilan estrechó sus manos con las mías, con más fuerza.
- Interesante,- dije para bajarle el perfil al terror que sentía. Dilan soltó una carcajada al percatarse de mi falsa.
- Hubieras oído lo que pensaba Jeremy al ver que sus pies no le correspondían.- Se carcajeo al recordarlo casi llegando a sarcasmo. Su risa era agradable. Pero me concentre en defender al pobre Jeremy, que había humillado.
- Dilan, no seas cruel. Pobre Jeremy...
- Si,- dijo aun riéndose,- pobre...
Le lancé una mirada amenazadora.
- ¿Donde se encuentra?, ¿Esta bien?
- Si, esta bien.
- ¿Pero que sucedió luego?- Note que Dilan no tenía ni una pisca de interés en contarme lo que había ocurrido así que mesure para que hablara.
- Ash,- dijo por lo bajo,- Te desmayaste y decidí traerte a mi casa.- Abrí los ojos de par en par.
- ¿Esta...esta es tu casa?-. Asintió.- Valla.
- Bueno, Jeremy no estuvo muy contento con eso. Y...
- ¿¡Que paso?!, ¡¿Te quizo arrestar?!
- Cathlen, me ofendes. Soy muy fuerte sabes. No me dejare arrestar por un debilucho.
Lo mire con enfado. Jeremy no era un debilucho, tenía sus músculos. Bah, pero no entraría en disputas con Dilan. El... el era perfecto.
- ¿y que paso?...
- Nada... te monte al coche, mientras tu amigo le disparaba a las llantas. Claro, no pudo detenerme.- Esbozó una sonrisa.- Ha, debe estar buscándonos ahora. Sera mejor que nos marchemos. No tardara mucho en buscarte aquí.
- ¿¡A buscarme!?...¡¡Si es a ti a quien quiere, quiere arrestarte!!
Soltó una carcajada.
- Que boba eres,- dijo mientras tocaba mi nariz.- Es a ti a quien quiere. Quiere recuperarte.
Me sonroje de inmediato. Acaso Dilan había dicho...¿Que quería recuperarme?.

domingo, 22 de marzo de 2009

Capítulo Nº Diecinueve.

El Portento.



Salí silenciosamente por entre los arbustos y camine a paso lento para no tropezar con las grandes raíces de los árboles que sobre salían del suelo de tierra. Me aleje del bosque y continué caminando por la carretera vacía. Pude ver a lo lejos el porsche de Dilan estacionado. El se encontraba cargado en la puerta del conductor, con una postura relajada y tenía sus manos en los bolsillos de su jeans desgastado. Suspire al ver que se encontraba bien, en perfecto estado. Sano y salvo. Había estado mucho tiempo separada de el. Algo que ya se me daba fatal. Sonreí a medida que me acercaba al descapotable. Ahora con un paso más rápido. Fue cuando sentí una voz estruendosa a mis espaldas.

- ¡Cathlen, detente!.- Era Jeremy. Me voltié para verle e intentar aludirlo por si no se había percatado de la presencia de Dilan sobre el descapotable. Pero estaba equivocada. Jeremy se encontraba con una postura a la defensiva mientras estiro su mano hacia mi sin dar ni un paso. Intente tragar saliva y volví la mirada hacia Dilan sin mover mis pies del lugar. Dilan continuaba con su postura relajada pero ahora sus ojos notaban una leve preocupación.

- Cathlen...-, volvió a decir Jeremy. Intente aclararme la garganta para que la voz me saliera decidida, pero como siempre no lo logre.
- Jeremy... prometiste no hacerle daño...
Dilan soltó una fuerte carcajada. Estaba seguro que aquella promesa no era válida.
- Se de tu tonto poder Dilan Kurt. Y lo que intentas. Pero te advierto que no podrás...- Jeremy no pudo terminar con su amenaza. Dilan soltó un suspiro mientras caminaba hacia mi lentamente.
- Amber te ha mentido en algunas cosas sobre mi. Es ella quien quiere lastimar a Cathlen.
- ¡Tonterías!, a mi no podrás engañarme.

Me pregunte que cosas le habría dicho Amber a Jeremy. Pero de seguro no eran nada buenas. Maldita bruja. Ahora Jeremy creía que Dilan es quien quiere matarme.

- ¡Basta! -, dije tomando aliento para poder continuar, - Jeremy. Dilan esta en la razón. Amber te ha mentido. Es ella quien quiere verme muerta.- Jeremy abrió los ojos de par en par al verme la razón. El sabía que era incapaz de mentir y menos en algo así. Por ese lado tenía ventaja. Mi cuerpo se tenso, de solo recordar el rostro de Amber.

- Tranquila Cathlen. - Dilan se acerco aun más, me agarro por la cintura y me aferro contra su cálido cuerpo. Jeremy al ver esto soltó un grito mientras apretaba los puños.
- ¡Sueltala!- Se acercó echo furia hacia nosotros dirigiendo uno de sus puños cerrado hacia el rostro de Dilan. Me agarrote por completo al presenciar lo que Jeremy pretendía hacer y grite desesperadamente. - ¡¡No!! -. Dilan colocó su cuerpo delante de mi para recibir el golpe.
Me aferre con fuerza al cuerpo de Dilan, mientras deseaba que algo sucediera para que Jeremy se detuviera. De pronto el rostro de Jeremy se crispó. Y me percate de que ya no corría a la misma velocidad que antes, pero mantenía su postura con los puños cerrados. Corría a un paso lento. Como si alguien le hubiera puesto pause. Apreté los ojos con fuerza y luego los abrí. A lo mejor la falta de alimento me estaba afectando. Pero cuando los abrí Jeremy continuaba en el mismo lugar y con horror en los ojos. Detuvo su mirada en sus piernas que no le respondían. Y luego lanzó una mirada de furia hacia Dilan.

- ¡¿Que me hiciste maldito?!-. Dilan se giro para verme el rostro. Su mirada era desconcertante y fruncía el ceño, mientras pensaba en que decir. Intente controlar los escalofríos que recorrían por mi espalda. Y me pregunte que era lo que pasaba. Con el fin de que Dilan me diera la respuesta. Pero continuo en silencio mientras arrugaba la frente.

- ¿Que sucedió?- dije al fin. Al percatarme de que Dilan no respondería mi pregunta que formulaba en mi mente.
- Mm...creo que... ya conocemos tu poder.- Me contesto a través de su telepatía para que Jeremy no se enterara de nuestro pequeño cotilleo.

- ...¿Mi poder?-, dije en voz baja, mientras todo el cuerpo me tiritaba. Dilan me aferro con más fuerza contra su cuerpo.
- Has que se mueva,- Susurro en mi mente con cariño. Mientras acariciaba mi mejilla. Luego volvió la mirada hacia Jeremy que aun seguía petrificado en el lugar.


Estaba tan confundida y no sabía que era lo que debía hacer exactamente. Así me dije a mi misma. Que Jeremy se mueva. Pero no funciono. Jeremy seguía mirando sus piernas intentando moverlas. Me entro la melancolía, pero no me iba a dar por vencida. Así que continué repitiendo la frase. Que se mueva. Que se mueva. Que se mueva. Que se mueva. Jeremy calló al suelo sobré sus rodillas. Los tres suspiramos a la vez. Volvió su mirada hacia Dilan con una pura frialdad y odio. Y luego me miro mientras se levantaba del suelo.


- Te has dado cuenta de lo que es capaz de hacer este animal de experimento.- Estaba furioso, como nunca antes lo había visto. Me entro una culpa terrible. Lo había humillado. Me zafe de los brazos de Dilan para acercarme a el.

- Lo siento Jeremy... Lo siento de verdad...-. Dilan me agarro por el brazo antes de que yo cayera al suelo. Mi piernas ya no respondían. Solo sentí sus cálidos brazos rodeándome. Mientras perdía la conciencia. Escuche a lo lejos el murmullo de Jeremy tras de nosotros.

- ¿Que sucede?, ¡Cathlen que te ocurre!...- la voz iba desvaneciéndose más y más. Hasta que ya no pude oír nada. Lo ultimo que escuche fue la voz de Dilan susurrandome en mi subconsciente. Seguramente a través de su telepatía.
- Descansa vida mía...

sábado, 21 de marzo de 2009

Capítulo Dieciocho.

Intento de Fuga.


Dilan continuaba pegando gritos por el auricular de mi móvil. Mientras yo pensaba en escapar por la ventana. Uf pero seria inútil, mi torpe forma de correr dejaría mucho que desear. La chapa de la puerta empezó a girarse bruscamente y de pronto la puerta se abrió de un golpe. Quise salir corriendo para cualquier lado pero en vez de eso me quede petrificada en el lugar.

- ¡Ahi niña me has asustado! - era una ansiana con un uniforme de aseo. Suspire entrecortadamente. Y entre en razón. - Afuera ahí un joven que esta muy preocupado por ti.
- Oh, Jeremy. Cuando lo siento señora.
- Ah, no te preocupes, pasa a menudo. Este viejo supermercado tiene ya mucha historia. "Linezone" - hizo un gesto bufando.
La mire con cara de horror. Esa anciana había dicho el lugar donde me encontraba mientras tenía en el teléfono a Dilan. De pronto no sentí más sus gritos y me llevé el móvil a mi oreja.

- ¡Dilan! ¡Dilan! No por favor... no lo hagas.
- Iré a por ti Cathlen. Te quiero. - Colgó.
Salí hecha una bala del tocador. Odiando la parte protectora de Dilan y también a la ansiana. Esa manía de arriesgar su vida por mi, me ponía de los nervios. Pues no sabía cuan era capaz de hacer. Así que decidí que debía hacer algo. Tenía que hacerlo. No podía quedarme de brazos cruzados a ver como mi antiguo novio arrestaba al amor de mi vida. Mi amor inmortal. Todo por ser parte de un estúpido experimento. Y que como resultado, obtuvo poderes sobre-naturales. Deje de correr para regularizar mi respiración. Mientras caminaba hacia la mesa donde se encontraba Jeremy, que me observaba con preocupación. Se levanto de la mesa y camino hacia a mi para cortarme el paso.

- Jeremy. Debo irme. Lo siento.
- Pero aun no has almorzado. - Pude ver la orden ya pedida en la mesa. Jeremy había pedido mi plato favorito para los dos. Escabeche. Me sentí mal por dejarlo. Pero no más de dejar que arrestara a Dilan.
- Cuanto lo siento... Deberás... yo...
- Cathlen, tranquila. Pero no puedes irte sola. Estamos en medio de la nada ¿Recuerdas?, ¿a donde iras y a pie?
- Oh no, no te preocupes. Encontrare un lugar antes de que anochesca.

Salí pitando de ahí y con lágrimas en los ojos. Mientras Jeremy cogía unas bolsas y me seguía el paso torpemente apresurado.
- No me sigas ¿vale?
- No te dejare ir sola. - la voz de Jeremy se notaba seria.

Sabía que no lo haría y no podía pensar claramente. Solo quería alejarme de el, antes de que Dilan me encontrara. Y si Jeremy lo veía no sabia que haría. Aunque lo seguro era que lo arrestaría.
- Lo siento, la verdad es que no confió en ti.- Deduje que utilizar la crueldad y el sarcasmo me ayudarían a zafarme de el.
- No te haré daño Cathlen por favor. Me conoces y sabes... lo mucho ... que te quiero. - Su voz se fue apagando a medida que soltaba las palabras. No pude articular palabra. El aun me quería, o por lo menos me tenía algún afecto positivo. Al igual que el que yo sentía por el. Pero me preguntaba hasta que punto. Intente concentrarme en zafarme de su cuidado.

- Vale vale, no podre zafarme. Me rindo - Dije alzando una mano, para advertirle de mi derrota. El sonrió victorioso.
- Vamos a dentro y así almorzamos.

Asentí, y camine lento detrás de el. Espere a tener una distancia razonable para comenzar a huir. No me rendiría tan fácil mente. Respire profundo y me eche a correr por la carretera sin mirar atrás. Corrí por unos pocos minutos hasta que el aire ya no cabía en mis pulmones. Mire hacia atrás y vi a Jeremy correr hacia mi. Me desespere y seguí corriendo. Me salí de la carretera y me adentre al bosque que cubría el cerro. No podía seguir corriendo. Las piernas me temblaban, así que me escabullí tras un árbol. Sentía los pasos de Jeremy cerca.

- ¡Cathlen sal!, No te haré daño. Ni a ti ni a Dilan.- Me sorprendí al escuchar eso. Pero no podía confiar en su palabra. - Lo prometo. - Su voz se notaba sincera. Pero no me atrevía a abandonar mi plan. Fue adentrandose en el bosque, pues ya no sentía su voz. Tomo el móvil de mi jeans y le marque a Dilan.

- ¿Sucede algo Cathlen, te encuentras bien? Ya estoy por llegar. - la voz de Dilan se notaba desesperada. Intente tranquilizarlo.
- Todo esta bien. Me zafé de Jeremy.
Soltó una carcajada.
- No era necesario que hicieras eso.
- ¡Claro que lo era!, Anda en tu búsqueda,- dije furiosa por su reacción.
- Que terca eres. ¿Donde te encuentras. Ya llegue.
- Oh. ¿Estas en el supermercado..?
- Si,- la voz de Dilan titubeo.
- Vale voy hacia allí.- Colgué la llamada.

viernes, 20 de marzo de 2009

Capítulo Nº Diecisiete.

Mi amigo del FBI.



Nos quedamos mirándonos un largo momento en silencio. No tenía que decir, puesto a que sabía que no iba a responder mis preguntas tan fácilmente. Y también savia que si lo hacia tendría que responder las suyas.

- ¿Puedo pedir yo por ti? - Esbozo una sonrisa picarona. Levante suavemente una ceja para preguntar a que se debía. Pero me arrepentí y asentí con la cabeza, puesto a que el conocía mis gustos culinarios a la hora del almuerzo.
- ¿Contestaras mi pregunta? Oh te dedicaras a cambiar de tema toda la tarde.
Frunció el seño algo molesto.
- Bien, iré directo al grano, contigo no se puede andar con rodeos. Eres muy impaciente - Soltó una ligera sonrisa y yo asentí vencedora. - Me entere de que sales con un buscado del FBI.
Abrí los ojos de par en par. Y un temblor inundo mi cuerpo.
- Como...
- No me preguntes eso, no puedo liberar información así.
Me altere al punto de gritar.
- ¿Viniste a eso?, ¡A decirme que mi novio es buscado por el FBI! - La camarera nos miro con asombro, solté los puños e intente relajar mi postura al percatarme de que había utilizando la palabra "novio", la verdad es que no sabía si eso es lo que eramos, aunque en mi fuero interno lo deseaba. Estaba histérica por toda la situación.
- Tranquilizate Cathlen. Sabes cuanto te quiero, a pesar de todo lo sucedido.
- ¿A que viene todo esto Jeremy?
- Ok, no te mentiré. Trabajo para el FBI y ando en busca de Dilan Kurt.

Comenzaron a sudarme las manos y todo mi cuerpo convulsiono en cuanto vi el peligro que rodeaba a Dilan, observe a Jeremy unos instantes y luego fije la mirada en la mesa cohibida por su mirada tan seria, parecía un real agente del FBI y podía percibir que si no cooperaba en el asunto era capas de torturarme o hasta encerrarme en los típicos calabozos. Pero no me imaginaba a Jeremy haciéndolo, no, el no era así.
En ese instante la camarera se acerco a la mesa a pedir nuestra orden. Me zafé diciéndole a Jeremy que deseaba ir al baño. Y sin mirarle a la cara, me dirigí a paso rápido al tocador. Camine deprisa sin mirar atrás con la vista pegada al suelo y sentía la sería mirada de Jeremy clavada en mi espalda. Al entrar me sentí aliviada. Me cargué sobre una muralla intentando respirar en forma regular. Salte del susto cuando mi móvil comenzó a vibrar en el bolsillo de mi jeans. Era Dilan.

- ¿Donde estas? - Su voz era tensa y un poco eufórica. Sabía que se encontraba en la cueva.
- Lo siento... yo debí salir... - Titubeaba como una niña. No sabía realmente que decir y mentir ni por teléfono se me daba. Me maldije por eso.
- ¿Cathlen, te encuentras bien? - Su voz perdió la histeria para socorrerse en la preocupación.
Me sentía subcutaneamente mal.
- Si Dilan... me encuentro bien.
El suspiro aliviado.
- Dilan, me encuentro con un... antiguo amigo.
- Ok, dime donde estas. Iré a buscarte.
- ¡No! no... no puedes -, intente controlar los temblores de mi cuerpo. - Dilan, Jeremy anda en tu búsqueda, es del FBI.
- Oh...- se quedo estupefacto durante unos segundos - No importa, solo dime donde estas.
- ¡Dilan no puedes!, si te atrapa...estarías en peligro.
- Tu también estas en peligro. Eres parte de todo esto. Y puede tomarte como cómplice. Y más si se entera de que estamos juntos -, titubeo a medida que salían las palabras. Me mordí el labio al pensar que quería decir en verdad con lo de "estamos juntos", pero este no era el momento apropiado para eso. Me alegre de que en ese momento no pudiera leerme el pensamiento.
- Oh no Dilan, tranquilo. El es... mi amigo, no me haría daño. - En verdad no estaba tan segura de mis palabras, pero debía evitar a como de lugar que Dilan se encontrara con Jeremy.
- ...Y ya sabes... digo lo de tu poder?
- No. - Sentí como si lo decepcionara.
- Vale, eso es algo bueno.-
Abrí los ojos preocupada.
- ¿Porque?
- Eso no importa ahora. Solo no lo comentes con tu amigote ese del FBI.
- Oh, claro. No lo haré.
- Ahora dime donde estas.
- Dilan...yo no...

Tocaron la puerta del tocador desesperadamente con los puños. Intentando abrirla de un golpe. Pegue un salto, sin saber que hacer. Mientras Dilan preguntaba a gritos histéricos, que era lo que sucedía, colapse y espere a que una banda de agentes del FBI interrumpiera en el baño de damas y me llevarán como cómplice de mi novio sobre-natural.

domingo, 15 de marzo de 2009

Capítulo Nº Dieciseis.

Mi amigo... Mi ex-novio.


Unos débiles rayos de luz solar se colaron por entre la neblina gris, - Que extraño este clima, - dije para mis adentros.
Mientras íbamos en picada en una patineta, recordé el motivo por el cual me encontraba "encerrada" en aquella cueva. Maldición, mi poder. Se me había pasado por completo. Sentí algo húmedo que caía por mi mejilla, pensé que era una lágrima, pero no estaba llorando. Mire hacia aquel cielo oscuro, eran unas gotas que el cielo soltaba. Decidí aprovecharme de la situación en la que estaba. Iba a probar si podría oír los pensamientos de Jeremy al igual que Dilan. Me esforcé en concentrarme e ignorar la velocidad en que íbamos. Hice fuerza hasta el punto de arrugar la frente. Pero nada pasaba. Solo oía el crujido de las ruedas sobre el camino de tierra. - Me preguntaba como has llegado aquí. - Eso lo decía Jeremy, pero no lo vi mover los labios. Me quede rígida sobre su espalda, esperando oír algo más. Sabia que le había leído la mente. Y solo necesitaba más práctica y concentración. Intente responderle mentalmente, para asegurarme si también poseía la Telepatía, pero pareció que Jeremy no escucho nada en su cabeza.

- ¡Hey!, ¿Hola?.. te eh preguntado algo. - ¡Maldición!, no podía leerle la mente, su pregunta la había dicho en voz alta y yo alucine con obtener ese poder.
- Oh, disculpa. - Dije con un tono irónico.
- Mm... te pregunte como llegaste a esa cueva Cathlen. - Pf, leer mentes, que tonta era. Toda mi ilusión desvaneció. Quería poder llegar a hacer igual al Dilan, o por lo menos estar a su altura. Me abrume con tal idea. Eso acaso era ¿algo imposible?.
- Es una larga historia... - mentir no se me daba muy bien y menos hacerlo con Jeremy. Pero no quería contárselo todo.
- Pues tengo todo el día.
Puse los ojos en blanco. Sabía que no sería fácil ese interrogatorio.
- Solo ando de vacaciones. - y no mentía, fue a eso a lo que vine a aquel campo, solo que fui a parar a otro lugar. Decidí en reservarme alguna información, por el bien de Dilan.
- Vale vale. Soy un entrometido.

Jeremy se voltio para observar mi expresión. Una roca se atravesó en el camino y paso por debajo de la patineta, haciendo que esta se tambaleara pegando un estruendoso ruido. Por un momento pensé en que la roca había hecho añicos una rueda. Pero la patineta aun mantenía su curso a gran velocidad. Me aferre con más fuerza al torso de Jeremy. Mientras mi cuerpo entero temblaba. La verdad es que andar sobre esa tabla flacucha me ponía de los nervios de punta.

- Jeremy...- me mordí la lengua luego de pronunciar su nombre.
- ¿Que?... ¿vas incomoda?
- No, no.. no es eso.
Se carcajeo por lo bajo.
- Montate a mi espalda, para que descanses tus pies. Estas temblando.
Me sonroje.
- Es peligro...- no alcancé a terminar la palabra cuando Jeremy hablo.
- Vamos, que poca fe me tienes.

Estiro sus musculosos brazos hacia atrás, donde me encontraba mientras soltaba mis endurecídas manos de su camisa, que rodeaban toda su cintura. Las llevó hasta su cuello por sobre sus hombros y me aferre nuevamente a el. Abalanzó mi cuerpo sobre su espalda. Me estremecí cuando me di cuenta que no tocaba el suelo. Estaba rígida como una piedra. El soltó una gran carcajada al notar mi pánico. Aquella risa me recordaba mi vida con el, algo agradable y lejano. Ya había pasado un año, pero el seguía siendo el mismo que yo conocía, ese hombre gracioso, alegre y tierno, aunque su físico había cambiado considerablemente, había desarrollado más musculatura de la que recordaba. Me monte al recuerdo de nuestro ultimo encuentro agradable. En el liceo. Frecuentábamos en el mismo grupo de amigos. Y debido a nuestra ruptura poco agraciada y desagradable de recordar uno de los dos debió dejar el grupo de amigos, y esa fui yo claramente. Mis ánimos bajaron y solo pasaba de la casa al liceo y del liceo a la casa.

- y dime... - dude un momento -, de que quieres hablar conmigo.
- Mm...
Sentí como el viento dejaba de quemarme el rostro, eso quería decir que ya íbamos a una velocidad comprensible, de mi agrado. De un momento a otro nos habíamos detenido Me bajo cuidadosamente de su espalda, mientras yo seguía agarrotada con los brazos rígidos sobre su cuello. El solo sonreía cariñosamente mientras soltaba mis entrelazados dedos. Mire a mi alrededor y me encontré con otro desierto, de hecho ni me sorprendía, estaba en medio de la nada. Pero a un costado de la vacía carretera se encontraba un pequeño supermercado que llevaba por nombre "Linezona". Me causo algo de gracia. Entramos al lugar que tenía un ambiente cálido en comparación con la temperatura de afuera. Nos dirigimos a una pequeña cafetería del supermercado. Y nos sentamos uno frente al otro. Sabía que en cuanto pidiéramos la orden, empezaría la interrogación, y yo como siempre no sabría que decir.

martes, 10 de marzo de 2009

Capítulo Nº Quince.


El Mini-Transporte.


Desperté tras unos ruidos leves del viejo sofá, la verdad que para ser viejo era muy cómodo. Ya me había pegado varias dormidas en el sin quejarme. Abrí los ojos de sopetón y me encontré con el rostro de Jeremy observandome fijamente con una sonrisa dulzona en el rostro. Me pregunte cuanto tiempo me había dormido, y llegue a la conclusión que bastante, pues dudaba que Jeremy llegara tan rápido hasta ese lugar. Estaba igual que antes, tan guapo como siempre, con su pelo color chocolate y crespo. Sus ojos del tamaño de una almendra de color marrón, nada en el había cambiado. Lo recordaba tal y como era.



- Lo siento, no era mi intención despertarte.- Su voz seguía siendo la misma. Con un tono de severidad y dulce. Pero con unos tonos bajos.
- No, no lo has hecho.- Mentí por cortesía. Me levante rápidamente del sofá para encaramarme a su lado, sin quitarle la vista.- Valla, que hace frío-, me queje-. Más lo hice para decir algo, odiaba esos silencios pronunciados. - ¿Que hora es?-, busque entre los bolsillos de mis jeans el móvil, pero Jeremy fue más rápido. Levanto su brazo arremangandose la chaqueta de cuero que llevaba puesta, y miro detenidamente el reloj que reposaba en su muñeca.
- Las cuatro-. Valla, recordaba la ultima vez que mire la hora, eras las tres treinta, no había dormido nada, y Jeremy llego tan rápido... Jeremy corto el hilo de mis pensamientos.
- ¿Has almorzado?, ¡es que tienes una pinta!

Llevé mi mano hacia mi cabeza acariciándome el cabello o intentar peinarlo por si estaba desordenado luego de la siesta que me había pegado.
- Mm, la verdad es que no.
Jeremy frunció el seño.

- Ok, vamos a comer algo y me cuentas como llegaste aquí. - Esbozo una amplia sonrisa y puso su brazo sobre mi hombro dirigiéndome a la salida de la cueva.
- Como... me encontraste... Y tan rápido. El no respondió a mi pregunta y siguió caminando con la tranquilidad que siempre mostraba en su rostro.

Al salir de la cueva un escalofrío me recorrió el cuerpo desde la cabeza a los pies. Mire por todo mi alrededor sin lograr ver los cerros que me encerraban de cierta forma. Pero solo vi una gruesa capa de niebla que los cubriá como una manta de color gris. Caminamos hacia la vacía carretera donde esperaba ver algún tipo de vehículo, pero en vez de eso encontré una patineta y a unos cuantos metro un casco de color negro, aunque en partes tenía la pintura rayada. Seguramente Jeremy lo había lanzado lejos, luego de bajarse de su mini-transporte.

- ¿¡Viniste en esto!? - Mi voz era histérica y estaba desconcertada, comencé a temblar del frío. Jeremy deslizo su chaqueta de cuero por mis hombros cubriéndome, me quedaba demasiado grande, pero deslice mis brazos por los agujeros de las mangas.
- Gracias- asentí un poco avergonzada por el gesto.
- ¿Acaso no te agrada mi transporte? - Soltó una gran carcajada, al ver mi expresión. Que era de terror, supuse.
- No, no es eso...- parpadeé rápidamente, seguía sin ideas y desconcertada. -...El camino es de tierra...y - Soltó una carcajada estruendosa que no me permitío seguir con la frase. Lo mire por lo bajo y cruzando los brazos.
- Va, mientras tenga ruedas todo funciona ¿no? - Levanto una ceja, mostrando astucia y le lance una pequeña sonrisa contra mi voluntad. - Venga, ponte el casco.
Me lo coloque insegura de si iba a montarme en esa cosa o no. Mientras tanto Jeremy ya estaba sobre la tabla flacucha. Que para mi opinión no soportarían el peso de los dos en la bajada del cerro.
- ¿Es seguro? - Agache la cabeza avergonzada de preguntar eso.
- Tranquila, estarás bien.- Me guiño un ojo mientras le pegaba un suave golpeteó en el casco que ya tenía sobre la cabeza. Le sonreí y me monte tras el. Coloque mis dos pies de lado sobre la tabla y me aferre con mis dos manos sobre su cintura, apoye mi cabeza ahora más pesada de lo normal producto del casco, sobre su hombro dejándolo descansar. Pegue un suspiro tragando un buen chorro de aire. El soltó una pequeña risita por lo bajo mientras movía su cabeza de un lado a otro. Con su pie izquierdo en la tabla y el otro en el suelo, dio un pequeño empujoncito y la patineta se deslizó carretera abajo. La neblina que cubría la calle era espesa al igual que la que se encontraba cubriendo los cerros. Me recordó a ese espeso humo de Santiago. Solo que este al aspirarlo te relajabas en ves de ahogarte. La avasalladora brisa fría me congelaba la piel de la cara, que sentía una especie de fuego sobre el. Íbamos a una velocidad sorprendente, no sobre pasaba a la de un automóvil claro, pero era descomunal comparandola a que era una simple tabla con cuatro pequeñas ruedas. Y a que a pesar de el camino de tierra la patineta no mostraba ningún indicio de desequilibrio. La postura de Jeremy era erguida y su cuerpo estaba rígido, apenas se movía. Con mis brazos a su alrededor no sentía mucho frío en mi cuerpo, estaba caliente, me llamo la atención debido a que solo llevaba puesta una camisa manga corta de color negro, pues su chaqueta de cuero me cubría las espaldas.

domingo, 8 de marzo de 2009

Capítulo Nº Catorce.

Algo nuevo.


Desperté en el sofá donde estaba aferrada a Dilan anoche. Pero solo tenía entre mis brazos una almohada. Mire hacia todos lados intentando buscarlo por sobre la oscuridad que enmanaba la cueva, pero no se encontraba ahí, o por lo menos mis ojos no podían captarlo. El silencio era profundo y escalofriante. Me levante lentamente del sofá y llame a Dilan en voz baja, solo se pronuncio un eco a lo largo de la cueva. Un temblor se apodero de mi cuerpo. Dilan no se encontraba ahí. Así que camine rumbo a la salida. Para encontrar al descapotable. A lo mejor podría estar ahí escuchando música. Al salir de la oscura cueva los rayos del sol me segaron y me tabaleé por el camino de tierra. Llegue al lugar donde supuestamente había aparcado el descapotable Dilan en la noche, pero no se encontraba ahí ni a lo largo del gran camino de tierra. Camine hacia la oscura y fría cueva nuevamente y volví a sentarme en el viejo sofá, me temblaban las piernas y las manos. Sentí otro escalofrío y me volví para recoger la manta con la cual estaba tapada. Encontré mi bolso de mano en el suelo. Me sorprendió al verlo, pues yo lo había dejado debajo del asiento en el vehículo de Dilan. Me levante en busca de mi maleta. Me entro el pánico, pues pensé que Dilan se había marchado y me había dejado ahí con todas mis cosas. Pero no hubo rastros de mi maleta, eso me tranquilizo. El debía de volver. No podía dejarme sin ropa. Solo me preguntaba, en donde estará, y haciendo que. A lo mejor yo era peligrosa en este momento, debido a que ya había desarrollado mi poder. Recordé que aun no sabía en que me había convertido. Me toque el rostro con las manos, pero seguía igual. Que tonta, creí por un momento que mi rostro iba a cambiar. Saque un pequeño espejo de mi bolso de mano para observarme, me veía amarillenta. Tenia los cabellos desordenados y ojeras debajo de los ojos. Pero seguía con mi rostro de siempre. Solo que un poco somnoliento. En seguida decidí que tenía que poner manos a la obra para poder descubrir el poder que había obtenido, luego de tomar ese liquido color café. No estaba segura de como empezar. Comencé por recordar varias películas donde mostraban diferentes tipos de poderes sobre humanos. Se me vino a la mente X-Men, era una de las películas preferidas de mi querido padre Leandro. Quise saber antes que todo si tenía la misma facultad que la de Dilan, el de Telepatía. Pero me era imposible comprobarlo si estaba totalmente sola. Me concentre en los poderes en donde no necesitara gente. Recordé enseguida a Magneto, el personaje malvado de la película, que controlaba el metal. Busque algo de metal sobre las repisas que se encontraban en las paredes de la cueva y encontré un frasco metálico intente moverlo pero me fue imposible. Luego pase a la metamorfosis, pero tampoco resulto. La verdad es que me sentía tonta intentando hacer todo eso. Pero era necesario, me dije a mi misma. Probé luego con la velocidad como el personaje Sapo. Pero no. Corría con la misma lentitud de siempre. Y así pase de poder en poder intentando descubrir cual era mi facultad, sin resultados. Ya me encontraba agotada de tanto trabajo. Había estado haciendo cosas ridículas como saltar de una roca hacia abajo durante dos horas sin resultado alguno. Mi estomago comenzó a gruñir de hambre. En esa fría cueva no se hallaba nada de alimento, y no tenía como salir de el. Me senté en aquel sofá que tanto me agradaba y saque mi teléfono móvil de mi bolso de manos. Eran las 3:30. Me preocupaba el paradero de Dilan. No aguante la curiosidad y le marque. Luego de unos cuantos pitidos pude oír su voz por el teléfono.

- ¿Catlhen?...¿Estas bien? -. Dijo rápidamente y con preocupación en la voz.
- Si, no te preocupes... solo quería... saber donde te encontrabas.
Hubo un largo silencio.
- Tranquila. Ando cerca. ¿Tienes hambre?
- Dilan... - Por mucha hambre que tuviera me importaba más saber donde se encontraba. Detestaba cuando intentaba cambiar de tema.
- Lo siento, debo cortar. Nos veremos pronto. Te quiero.
- Pero... - Ya había colgado.

Algo no iba bien, lo presentía. La voz de Dilan sonaba muy preocupada y se notaba que algo le afligía, hablaba con demasiada desesperación. Me recoste en el sofá intentando aclarar mis ideas. Y un sonido hizo que saltara. Era la cancioncita que tenia como tono en mi teléfono. Mire la pantalla para ver si era Dilan quien me llamaba, pero era un número extraño. Presione el botón verde y me llevé el móvil hacia la oreja.

- ¿Diga?
- ¿Catlhen, eres tu?
- Si. Con quien hablo...
- ¡Ha! Hola, soy Jeremy. ¿Me recuerdas?
- Oh,- no pude articular otra cosa. Jeremy era mi antiguo mejor amigo, y mi antiguo primer amor. El motivo por el que decidí salir de mi casa. Una persona a la cual nunca pude olvidar antes de que apareciera Dilan en mi vida.
- ¿Donde, has estado todas estas vacaciones?-. No entendía el porque de su llamada. Nuestros lazos habían acabado hace un año, luego de una fuerte discusión. Luego de eso, nunca más nos dirigimos la palabra. Y resulta que ahora me hablaba como si nada hubiese pasado.
- A que viene todo esto Jeremy.- Intente que la voz me saliera potente, pero no me resulto.
- Oh, eh... solo quisiera saber donde estas.
- ¿Porque?-. dije confusa.
- Necesito hablar contigo. Solo dime donde estas.
La cabeza me empezó a dar vueltas. Que era lo que sucedía. Aunque quisiera decirle mi paradero no podía por varios motivos. Primero, era peligroso para el. Y no metería a más gente en este asunto. Menos a Jeremy, pues le quería en verdad. No más que a Dilan claro. Dilan era ahora parte de mi vida. El segundo motivo era porque no podía contarle la verdad. Y la tercera era porque simplemente no tenia ni la menor idea de donde diablos me encontraba.
- ¿Cathlen, estas ahí?
- Si, si... es solo que.. - No me dejo continuar y hablo.
- Solo dime donde estas.
- Jeremy, yo no lo se..
- Mira tu alrededor y dime que vez.
Suspire profundamente. No sabía que hacer. Dirigir hasta aquí a Jeremy era peligroso. Pero no quería estar sola. Y no sabía si Dilan volvería, ya que su "Nos veremos pronto" , sonaba algo lejano.
- Estoy en la cordillera, es una cueva, por entre los cerros.
- Ok, se donde te encuentras iré de enseguida a por ti.
Colgó.
- Pero...

Ha, como detestaba que hicieran eso, acaso no sabe la gente que es de mala educación colgar sin antes despedirse o esperar la respuesta del otro. Bueno en verdad los asuntos de protocolo no importaban ahora. Me puse nerviosa. Y me arrepentí de decirle donde me encontraba a Jeremy. Fue una total estupidez, me decía a mi misma una y otra vez. Puse mi móvil el el bolsillo de mis jeans y me recoste en el sofá cerré los ojos, e de inmediato comencé a soñar.

sábado, 7 de marzo de 2009

Capítulo Nº Trece.

La Cueva.



Cada vez veía más cerca la cordillera y eso me aterraba. El silencio se me hacia insoportable. Pero como era una orgullosa enrabiada no sería yo quien rompiera con ese silencio. Además no era seguro que yo hablara en ese instante, la rabia me doblegaba. Dilan de momentos me observaba de reojos. En fin. Tampoco necesitaba decir nada y el ya lo sabía todo. Eso aumentaba mi rabia cada vez más, su silencio y su testarudo poder sobre humano. Detuvo el vehículo y se quedo congelado mirando por el parabrisas. Lo mire unos segundos a la espera que digiera algo. Pero ni se movía. Y no mostraba indicio alguno de querer hablar. No aguante más y hable.


- Dilan... ¿Que sucede?
- Llegamos-, su voz era cortante y ni se voltio para mirarme.- ¿Cambiaste de parecer?, ¿Aun quieres tener un poder sobrenatural?-, volvió sus ojos hacia los mios, con una pisca de tristeza. Suspire. Sabia que debía tomar la decisión ya.
- Si, lo haré. No dejare que tu vida peligre y más si yo puedo detenerlo.
- Cathlen por favor. No lo veas por mi. Es tu vida la que importa. Si algo te pasara nada de lo que eh echo tendría sentido, y yo me moriría por ello.
- Estas equivocado. También lo hago por mi. Mira, mis opciones son solo dos.

Dilan abrió los ojos de par en par. Pude darme cuenta de que no estaba leyendo me el pensamiento. Eso me alegro. Y le sonreí dándole las gracias, luego continué.

- Si decido no tomar ese poder, tu vida estará en peligro. Y si... decido obtenerlo... tu te alejaras de mi para siempre...- Baje la cabeza apenada, sentí como unas lágrimas caían de mi ojos. Intente quitarlas de mi rostro rápidamente para que Dilan no lo notara. Cosa que era casi imposible. Se acerco a mi y me acaricio la mejilla húmeda con su dedos tibios. Hizo que levantara la mirada para encontrarme con sus ojos llenos de dulzura. Se acerco a mi y me beso suavemente, mientras lo besaba las lágrimas que derramaba era imparables. Como le quería. Y la sola idea de que el saliera herido en todo esto me mataba. Nos separamos en silencio sin dejar de mirarnos.


- Vamos Dilan, no perdamos más tiempo.
Se separo completamente de mi quitando sus manos sobre mi cintura y la otra de mi mejilla que ahora estaba mojada, no húmeda, por las lágrimas. Asintió con la cabeza y salió del vehículo con agilidad, dio la vuelta por la parte de adelante del carro y me abrió la puerta para que bajara.


Caminamos hacia los pies de un gran cerro cubierto de blanco. Tras unos árboles y arbustos se veía un gran hueco, era una cueva. Se notaba fría y vacía. Aunque era abandonada, lo supuse porque Dilan la conocía muy bien. Dilan tomo mi mano en silencio y entramos. Una vez adentro sentí un escalofrío por todo el cuerpo. Y comencé a sollozar. Dilan me ignoro y continuo en silencio sin soltarme la mano y la aferro más fuerte.


Dilan noto mis nuevos escalofríos que no cesaban y me proporciono calor dando me su chaqueta. Puesto que la mía la había dejado en el carro. Pude observar que en la entrada de la oscura cueva, se encontraba llena de repisas en las paredes, repisas de madera antigua. Algunas de ellas estaban repletas de libros y otras de frascos que contenían líquidos de colores extravagantes y extraños. Llegamos al centro de la cueva, donde se situaba un pequeño sofá color purpura, era ambiguo pero me agradaba. Dilan hizo que me sentara. Camino hacia una repisa y saco un frasco que contenía un liquido de color café claro. Luego se volvió hacia mi, se sentó justo a mi lado y me entrego el frasco.

- Aquí esta. El poder sobre humano no deseado ,que salvara tu vida y con ella la mía también. Lo mire sorpresiva y sentía como las lágrimas querían volver a salir. Pero luche para que no ocurriera. Y lo logre. - Dormirás toda la noche y por la mañana ya obtendrás... un poder-, se le quebró la voz al final. Se acerco a mi y me abrazo fuertemente. hice presión mi cabeza contra su pecho mientras comenzaba a sollozar nuevamente.
- Te quiero Dilan. Te quiero mucho.- Dilan acaricio mi cabello y suspiro. Me separe de el y me tome tomo el liquido que contenía aquel frasco de un sorbo. Sentí un pequeño mareo y de pronto los párpados se me hacían más pesados que era difícil mantener los ojos abiertos, busque a Dilan con los brazos para aferrarme a el. Pero no lo encontré por el sofá. Y solté un sonido sofocado pronunciando su nombre.

- Dilan...- Mi voz era apagada y triste.
- Aquí estoy mi Cathlen.
Me abrazo fuerte. Sentí como me estremecía en sus brazos y escuche unos murmullos a lo lejos pero no entendía lo que decían. Eran diferentes voces de gente adulta. Como si de pronto la cueva se hubiera llenado de ancianos. Sentí que la cabeza me iba a estallar de tanto sonido y me apreté con más fuerza contra el cuerpo de Dilan.

- ¿Que te sucede?,- La voz de Dilan era como estar en el paraíso. El mejor sonido de todos. Pero se notaba preocupada y con impaciencia. - Cathlen ¿estas bien?- Me volví a estremecer y me aferre aun más con fuerza contra el. Sentí como de pronto los murmullos iban desapareciendo y yo me dormía lentamente contra mi voluntad.
- Cathlen. Dime que piensas. Rápido por favor. - Escuche la voz de Dilan nuevamente muy cerca. Y desesperada.

No savia en verdad si realmente me había preguntado eso, o era producto de mi imaginación junto con los murmullos. Pues abrí los ojos y solo vi el rostro de Dilan, dure unos segundos y se volvieron a cerrar. Intente concentrarme en la respuesta de la pregunta de Dilan, pero era difícil. Me preguntaba el motivo de su preocupación, el podía leer mi mente. No era necesario que se lo digiera. El sacudió mi cuerpo para que hablara.

- Pienso... en... - La voz no me salía y al pronunciar las primeras palabras la voz se me quebraba. Hice un esfuerzo para poder terminar la frase,- Solo... no.. me... dejes...
Volví a estremecerme en los brazos de Dilan.

- No lo haré... - Fue las ultimas palabras que pude escuchar de Dilan, luego de eso no sentía nada. Solo un eterno silencio y solo veía oscuridad. No savia si estaba durmiendo, o era un sueño. Me deje llevar por mi subconsciente y dormí.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Capítulo Nº Doce.

Risas y lágrimas.

- Cathlen ,- Susurro Dilan con terror en los ojos.
No sabia que decir, pero sabía que en ese instante Dilan me estaba leyendo el pensamiento, pero en realidad no conseguiría nada. Ya que no pensaba en nada, ni sabia yo la respuesta, era todo confuso. Aun ni siquiera entiendo porque me ocurrió eso. - Sale de mi mente,- le dije. Pude ver la frustración en sus ojos.

- Tengo una duda,- dije al fin.- ¿Para que quieres experimentar conmigo?
Me miro con enojo en el rostro. Como si le hubiera ofendido en algo.
- No experimentare. Se que funciona y que no te ocasionara ningún daño.
Suspire, ya estaba un poco aliviada de mi repentino shock.
- Me ofendes Cathlen.
Lo mire con cara de pregunta, no sabia a que se refería.
- ¿A caso tu me crees capas de ponerte en peligro sin saber lo que hago?.- Pues la verdad eso tenia mucho sentido. Me sentí como una tonta al pensar eso de Dilan. Aunque realmente no lo pensé, solo tire las palabras al aire.
- Vale Dilan. Pero necesito saber el motivo, digo... -, no alcancé a terminar la frase, Dilan alzo la mano para que le diera la palabra.
- Es solo porque es más seguro para ti y nos ayudaría contra Amber.

Claro ahora comprendía todo. Yo realmente con mi forma común de ser era una molestia para Dilan, solo hacia las cosas mas difícil, era una persona frágil. En el sentido literal de la palabra. No tenía como defenderme. Solo tenía a Dilan. Y el corría riesgo siendo mi salvador. Yo solo era un estorbo...

- No, no me mal interpretes,- Su voz sonaba tensa.
- No no, tienes razón Dilan.
Clave mis ojos en la mesa, estaba sumida en mis pensamientos, sin darme cuenta que los compartía con mi compañero. Un miedo me inundo de pronto cuando me di cuenta de que Dilan podía salir herido de todo esto e incluso alejándose de mi para siempre. Me estremecí de solo pensarlo.
- No digas eso, por favor.- Dijo con voz suplicante.
- No lo eh dicho-, Levante una ceja. Me quedaba un poco de sentido del humor, aunque en ese instante fuera inconsciente de ello. Dilan puso los ojos en blanco y observo el cielo.
- Pero lo has pensado.
- No es lo mismo-, le desafié.
- No es tu culpa. Amber pudo haber odiado a otras personas y yo estaría intentado salvarla a como de lugar. Solo que te toco a ti.
Lo mire recelosa, lo que decía no tenia sentido para mi alguno.
- Solo que esta vez es diferente,- Esbozo una enorme sonrisa.
Lo mire de forma severa para que hablara, con Dilan no era muy necesario las palabras.
- Mi motivación por mantenerte a salvo de Amber es más fuerte que haya podido sentir con las demás rivales de Amber.
Al fin había captado. Le dirigí una sonrisa de afecto.
- Te quiero Cathlen,- me susurro al oído. Y tomo mis manos.

En ese momento se acerco el mozo para dejar nuestros pedidos. Mientras depositaba los platos en la mesa pedía disculpas por la interrupción, por la postura que estábamos Dilan y yo. Dilan le negó con la cabeza para que no se preocupara. Y a través de su Telepatía me dijo,- Dios, que inoportuno es este hombre.- Solté una risa. Y el mozo me miro con extrañes. Me puse roja como tomate y agache la cabeza. Cuando estuvo puesta la meza con la comida el mozo abandono la terraza. Dilan volvió a tomar mis manos y se acerco lentamente a mi cara. Me beso lentamente y yo tome su rostro entre mis manos, acariciando su cabello dorado.

- Vale, comamos. - Me dedico una sonrisa y tomo los cubiertos.
- Dilan... ¿Porque no utilizas la siempre la Telepatía?
Me miro con sorpresa en los ojos, mientras se echaba un pan a la boca. Espero unos segundos y hablo.
- Dejo de leerte el pensamiento unos minutos y ya me pillas con la guardia baja.- Soltó una fuerte carcajada. Me acorde de la primera vez que lo había pillado así. Fue la primera vez que nos besamos en mi habitación. Bueno en la habitación de la casa de mi Tía. Le había dicho que se había convertido en mi amor inmortal, aquel que nunca muere, y así era. Lo mire con ternura. Como le quería. Sabía que sin el no podía vivir, lo sabía. Dilan me miro y sonrió, para luego ponerse serio. Sabía que respondería a mi pregunta. Esa cara me la conocía.

- Bueno, no creo que sea de agrado introducir mi voz dentro de tu mente o la de los demás, penarían que están locos. Bueno tu creíste que era una alucinación.- Soltó una carcajada.
- Para mi sentir tu voz dentro de mi es como estar en el mismísimo paraíso. Sea donde sea, encuentre donde me encuentre.
Agacho la cabeza sin saber que decir.
- Bueno, pero la cosa es que no me agrada hacer eso. Me gusta ser normal,- Me dedico una sonrisa mientras se llevaba otro pedaso de pan a la boca. Comimos con esa alegría, riéndonos por todo y hablando mil cosas. Fue una mañana inolvidable en verdad. Cuando terminamos nuestro desayuno nos dirigimos a su poco llamativo descapotable.

- Desde ahora manejo yo,- Dijo con tono burlón.
Lo mire mientras se colocaba el cinturón de seguridad. Y recordé nuestra conversación sobre sus formulas y el motivo para tener algún poder sobre natural. Me entro la curiosidad de que poder obtendría así que sin pensarlo lancé la preguntas antes que Dilan estuviera en mi cabeza.

- Dilan, dime, ¿Que poder obtendré?...
Ladeo la cabeza y frunció los labios. Eso no tiraba buena pinta.
- No voy a mentirte. Pero la verdad es que no lo se.
Lo mire con los ojos abiertos de par en par.
- Pero de lo que estoy seguro, es que nada malo te ocurrirá. Lo prometo.
- Confió en ti Dilan. No es eso a que le temo.- La voz se me quebró. Mi temor era otro. Era la peor pesadilla, que si eso ocurriera prefería morir e ir al infierno. El más grande temor de los temores. El que Dilan se separa de mi. Luego de tener aquel poder incógnito. Y ya no necesitar su ayuda para mantenerme a salvo. El me echo una mirada de furia por aquello que estaba pensando. Le quite la vista y mire hacia la carretera vacía.
- Me dejaras luego de eso...- Le dije secamente.
- Cathlen yo...- Su voz se quebró y no pudo continuar.
Mis ojos se llenaron de lágrimas, lo que yo más temía ocurriría. Y no podía hacer nada. Podía negarme a obtener aquel poder sobrenatural, pero la vida de Dilan dependía de ello. Pero si lo tomaba lo alejaría de mi para siempre... No aguante más y me eche a llorar Dilan acaricio mi hombro sin decir ninguna palabra. Viajamos durante seis horas en silencio, ninguno de los dos se atrevió a decir nada. Y aunque quisiera las palabras no me salían.

lunes, 2 de marzo de 2009

Capítulo Nº Once

Petición.


Úrgete todos los bolsillos de mi bolso mientras el móvil seguía sonando esa musiquita de mi grupo favorito. Al fin pude pillarlo y presiones el botón verde para contestar de inmediato. Luego de haber hecho eso me golpeé la cabeza. Como podía ser tan tonta, que pasaría si era mi madre preguntando donde estaba. No había idealizado una buena mentira para convencerla de que todo andaba bien, ni tampoco tenia ninguna en mente. Pero ya no podía echarme atrás, el botón estaba presionado.

- ¿Diga?
- ¡Cathlen!, ¿donde estas?, ¿Acaso volviste a casa? ¿Estas con Dilan cierto?, - Solo una persona podría hacerme tantas preguntas al mismo tiempo y ese no era precisamente mi padre sino que mi amigo Thomas, que se creía mi padre. Su voz se notaba tensa al echar su última pregunta, como si cuando volviera a casa estaría en serios problemas. Suspire y luego hable con toda la calma posible.
- Tranquilo Thomas, estoy bien.
- ¿Estas con Dilan?
No supe que contestar. Sabía que Amber o Lionel estarían a la escucha. Tenía que encontrar una mentira y rápido. Hubiera despertado a Dilan para que me ayudase pero cuando mire al entrecerrar los ojos me lleno de una calma y ternura que fue imposible tomar la decisión de despertarlo.

- ¿No ah llegado?
- No…pero – Le interrumpí antes que empezara a bombardearme con mas preguntas a las cuales no sabría que responder como siempre.
- Dilan me fue a dejar al Terminal. Tome el primer bus devuelta a Santiago. Y ya estoy llegando a mi casa. Debería de haber llegado. -, mi mentira había dejado a Thomas pensando unos segundos, donde se prolongo un silencio de segundos, que para mi fueron eternos pues esperaba la reacción de Thomas y más aun que se creyera todo ese cuento.
- Vale, pero… ¿Por qué te has marchado?
- Extrañaba a mi madre Thomas, no estaba a gusto en la casa. No es nada personal, es solo que no me gusta el campo. Ya sabes. – Bueno en eso no había mentido demasiado. En ese instante empecé a sufrir dificultades en mi manejo, un enorme taco se formaba y yo tenía una mano en el volante y otra al teléfono, ojala tuviera otra para los cambios. Así que doble mi cuello sosteniéndolo con el costado de este, para así poder manobriar bien los cambios del vehiculo.
- Ok, llamare a Dilan. Mándale saludos a tu madre.
- Vale. Digo no no, no llames…- Tarde, Thomas ya había colgado el móvil. Rayos, que tonta era. Debía despertar ya a Dilan para informarle de todo. Pero no fue necesario ya que Dilan estaba mirándome atentamente. Me tense en el manubrio.
- Cathlen. ¿Estas bien?, ¿Quieres que conduzca?
Empezó a sonar el móvil de Dilan. Lo mire con ojos abiertos de par en par. Dilan me observo con detención y se entero de inmediato de mi conversación telefónica con Thomas.

- ¡Thomas!, - La voz de Dilan era alegre y con entusiasmo. Me llamo la atención, pues recién había despertado. – Oh si. Ella me lo pidió. – Se formo unas arrugas alrededor de las comisuras de los labios de Dilan, lo tome como una sonrisa. – No lo se Thomas. Tuve un inconveniente. – Le mire atentamente, mis ojos se transportaban de la carretera a las expresiones de Dilan. Y de Dilan a la carretera. – Debo irme. No te preocupes volveré pronto, - Hizo una pausa. – Vale, dale saludos de mi parte a los muchachos. Adiós.


- ¿Qué te ha dicho?, ¿Se ah creído el cuento?- Mi pregunta era algo ilógica solo me había perdido la mitad de la conversación y no había nada que mostrara lo contrario. Pero por las dudas pregunte.
- Cathlen, Amber ya sabe que estamos juntos y que estamos huyendo claro.
- Pero… - No me esperaba esa noticia, nuestras mentiras habían sido perfectas.
- No es tonta Cathlen. Pero estamos en ventaja, ya que aun no sabe nuestro paradero. ¿Tienes hambre?,- Me sorprendí la facilidad que tenia para cambiar de tema. Y más aun de uno con suma urgencia a una simple pregunta de mi estomago. Pero la verdad era que manejar me habría dado apetito. Dilan siempre acertaba a lo que a mi se refería, ni yo podía hacerlo conmigo misma. Soltó una carcajada.

- Párate en ese Restaurante.
- Pero no es arriesgado. Le daremos tiempo a Amber de encontrarnos.
- Pero no podemos ignorar a tu estomago, - Soltó una suave risita. – Vamos, no te preocupes.

Pare en el Restaurante nombrado por Dilan, su nombre estaba en japonés. La entrada era una pequeña laguna y se atravesaba en un estrecho puente de roble. Cuando la atravesamos pude observar que en aquella laguna nadaban unos peces pequeños de varios colores. Dilan tomo de mi mano y nos dirigimos al segundo piso del pequeño edificio. Al llegar arriba un hombre vestido muy elegante nos dio una calida bienvenida y nos ofreció una mesa. Tome asiento y Dilan se sentó al frente de mí, la mesa era pequeña. Solo para dos. Así que su rostro estaba a escasos centímetros del mió.
El hombre saco de uno de sus bolsillos un taco de papel. Y se dirigió a Dilan.

- ¿Que puedo ofrecerles?
- Que nadie nos moleste aparte de usted,- Dilan le sonrió. Pero el Mozo aun no captaba lo que Dilan había pedido. Así que se expreso mejor.
- Le pagare la reserva de la terraza.
- Oh, claro claro. Bueno, ¿que van a servirse?
Dilan me miro para que ordenara primero.
- Eh… Quisiera un sandwitch de queso y una pepsi. – La verdad es que me habría tomado un té bien caliente, ya que era demasiado temprano. Pero el calor era tan abrazante que la bebida me apetecía más.
- ¿Y usted? – Dijo el mozo dirigiéndose a Dilan.
- Unos huevos fritos y pan. Eso es todo.
- Enseguida. – El mozo se retiro, y empezó a correr una suave brisa.

Dilan tomo mi mano por sobre la mesa, me observaba detenidamente y con una expresión fría, como de sufrimiento.

- ¿Qué sucede?
- Nada. Es solo que quisiera hacerte una pregunta.
Lo mire sorprendida.
- ¿Puedo?
- Solo con una condición. – Dije con cara de astucia.
- Oh. Me la pones difícil eh. – Soltó una suave risita.
Adoraba las risas de Dilan Kurt, eran tranquilizadoras. Y la condición era que al formularme su pregunta, no leyera mis pensamientos y escuchara solo la respuesta por mi boca.
- Tú elijes.- Le dije con una voz desafiante.
- No podrás conmigo.
Lo mire confusa.
- Explícate.
- Bueno primero…- Se acomodo en el asiento y soltó mi manos. – Puedo hacer acto ciego de tu penitencia y formularte de inmediato mi pregunta, y así leerte el pensamiento de igual manera. Es lógico que pensaras una respuesta de inmediato. A veces somos inmunes a nuestro propio pensamiento. – Se echo a reír.
Lo mire con vista de enfado.
- Calma aun no termino.- Esbozo una amplia sonrisa, - Por segundo. Puedo acceder a tu petición, pero al momento podría hacer trampa y curiosear tu cerebro sin que te des cuenta.
- No harías eso… ¿o si? Me engañarías.- Puse cara de tristeza.
Se puso serio.
- ¡Jamás!
Me eche a reír. Y el frunció el seño.
- Ves yo también puedo confundirte.
- Claro claro. Ya veo.
- Pero que. ¿Aceptas mi condición?,- Sabía que al final terminaría perdiendo, con Dilan no se podía por ningún lado, pero nada vale si no lo intentas ¿no?
Asintió con la cabeza seriamente.
- Acepto tu condición. – Lo mire dudosa,- Prometo no hacer trampas.
- Vale, Lánzala.
- Si te pidiera… esto bueno… yo. Si te ofreciera…- Su voz se quebraba y ya ni le entendía.
- Tranquilo. – Le tome las manos.
- Bueno si yo… te pidiera que… te sometieras a mis formulas y así poder obtener algún tipo de anomalías sobre-naturales… Tu… ¿Aceptarías?
Sus palabras salieron tan veloz mente que no entendí el concepto de la pregunta, sus palabras salían precipitadamente de su boca chocando con las demás. Entendí luego de un momento lo que me pedía. Supe que no sacaba nada con meterse a mi cerebro pues mi mente estaba en blanco. Ni yo podía precisar la respuesta. Solo atine a soltarle más manos y colocar cara de aterrada.